TOLERANCIA
Habéis oído que se os dijo: “Ojo por ojo y diente por diente” Pero yo os digo que no hagáis frente al que os hace mal; al contrario, al que te abofetea en la mejilla derecha, preséntale también la otra; al que quiera pleitear contigo para quitarte la túnica, dale también el manto; y al que te exija ir cargado mil pasos, ve con él dos mil. Da a quien te pida, y no vuelvas la espalda al que te pide prestado” (Mateo, 5: 38-42)
S.S. Dalai Lama: “La práctica de la tolerancia y de la paciencia por lo que se aboga en estos pasajes es extremadamente similar a la práctica de la tolerancia y la paciencia que propugna el budismo en general.
Y esto es particularmente exacto en el budismo Mahayana dentro del contexto de los “Ideales del Bodhisattwa”, según los cuales al individuo que padece algún tipo de menoscabo se le anima a responder de forma no violenta y compasiva. De hecho, se puede decir prácticamente que estos pasajes podrían incluirse en un texto budista y ni siquiera se reconocerían como parte de las tradiciones cristianas escritas.”
“Habéis oído que se dijo: Ama a tu prójimo y odia a tu enemigo. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos y orad por los que os persiguen. De este modo seréis dignos hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir el sol sobre buenos y malos y manda la lluvia sobre justos e injustos”.“Porque, si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa merecéis? ¿No hacen lo mismo los paganos? Vosotros sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto” (Mateo, 5: 43-48)
S.S. Dalai Lama: “Este contexto me recuerda un pasaje de un texto budista Mahayana conocido como el “Compendio de Prácticas” en el que Shantideva afirma: “Si no prácticas la compasión hacia tu enemigo, entonces ¿con quién la puedes practicar?” La implicación es que incluso los animales muestran amor, compasión y un sentimiento de empatía hacia sus seres queridos.
Ya que proclamamos nuestro compromiso con la espiritualidad y que practicamos la senda espiritual, deberíamos ser capaces de hacerlo mejor que los animales”
“Estos fragmentos del evangelio (Crístico) también me recuerdan las reflexiones de otro texto Mahayana llamado “Guía para el modo de vida del Bodhisattwa”, en el que Shantideva establece que es sumamente importante desarrollar la actitud correcta hacia el enemigo.
Si se puede cultivar la actitud correcta, los enemigos son los mejores maestros espirituales porque su presencia nos da la oportunidad de mejorar y desarrollar la tolerancia, la paciencia y la comprensión.
Al desarrollar una mayor tolerancia y paciencia, será más fácil para nosotros desarrollar la capacidad de compasión y, a través de ella, el altruismo. De modo que, incluso para la práctica de tu propia senda espiritual, la presencia de un enemigo es crucial.
La analogía esbozada por el pasaje evangélico a propósito del sol, que sale “sobre buenos y malos”, es muy significativa. El sol brilla para todos y no hace ninguna discriminación. Esta es una maravillosa metáfora de la compasión. Muestra el sentido de su imparcialidad y su naturaleza acogedora sin distingos”.
““Al ver a la gente, Jesús subió al monte, y se le acercaron sus discípulos. Entonces comenzó a enseñarles con estas palabras: Dichosos los pobres en el espíritu, porque suyo es el reino de los cielos. Dichosos los que están tristes, porque Dios los consolará. Dichosos los humildes, porque heredarán la tierra. Dichos los que tienen hambre y sed de hacer la voluntad de Dios, porque Dios los saciará. Dichosos los misericordiosos, porque Dios tendrá misericordia de ellos. Dichosos los que tienen un corazón limpio, porque ellos verán a Dios. Dichosos los que construyen la paz, porque serán llamados hijos de Dios. Dichosos los perseguidos por hacer la voluntad de Dios, porque de ellos es el reino de los cielos” (Mateo, 5: 1-10)
S.S Dalai Lama: “Cuando leo estos versículos de las Bienaventuranzas, lo primero que me viene a la mente es lo siguiente: Este pasaje parece indicar el simple hecho de lo que están dispuestos a emprender un camino y aceptar las dificultades y el dolor que ello conlleva cosecharán las recompensas de su compromiso.
Cuando hablamos de un tipo de tolerancia que requiere que aceptemos la realidad de las dificultades, el dolor y el sufrimiento, no deberíamos concluir erróneamente que estas enseñanzas espirituales afirman que el sufrimiento es bello, o que el sufrimiento es lo que tenemos que buscar. Yo no suscribo tal punto de vista.
Personalmente, pienso que el propósito de nuestra existencia es buscar la felicidad, buscar un sentimiento de gozo y realización. Si embargo, dado que evidentemente experimentamos las dificultades, el dolor y el sufrimiento, es crucial que desarrollemos algún punto de vista al respecto que nos permita enfrentarnos de una manera realista a estas pruebas de la vida y extraer de ellas algún tipo de beneficio”
“Si examinamos la naturaleza del sufrimiento, encontraremos que hay ciertos tipos de sufrimiento que se pueden solucionar de un modo u otro y ser, así, superado. Una vez que nos hayamos dado cuenta de ello, deberíamos buscar su solución y los medios para salir del sufrimiento. Pero hay también otros tipos de sufrimiento que son inevitables e insuperables.
En tales casos, es importante desarrollar un estado de ánimo que nos permita enfrentarnos con este sufrimiento de una forma equilibrada. Al obrar así, seremos capaces de aceptar estas dificultades cuando surjan.
Tal actitud nos protegerá, no necesariamente de la realidad física del sufrimiento, pero sí de la innecesaria y añadida carga psicológica que conlleva luchar contra ese imponderable.”
“Una de las maneras más eficaces de enfrentarnos al sufrimiento se encuentra en la “Guía para el modo de vida del Bodhisattwa”: Si el problema es tal que existe alguna forma de superarlo, si tiene solución, entonces no hay necesidad de preocuparse.
Si, por el contrario, el problema no tiene remedio, entonces ¡tampoco tiene sentido preocuparse por ello!
“Estos versículos de las Bienaventuranzas también parecen señalar el principio de la causalidad. En tanto que no podemos usar el término sánscrito (Karma) en el contexto bíblico, el principio general de la causalidad, que está detrás de la doctrina del Karma, parece que sí queda aquí sugerirlo.
La doctrina de estos versículos implica que si se actúa de una determinada manera, se experimenta cierto efecto, y si no se actúa de cierta manera, entonces no se experimentará tal efecto. De modo que el principio de la causalidad está claramente arraigado en esta enseñanza.”
“Aunque puede que no todas las grandes tradiciones espirituales del mundo hablen de la causalidad en términos de muchos ciclos de existencias, parece que existe un mensaje central basado en el principio de la causalidad que es común a todas otras tradiciones. Es decir, si actúas bien, entonces experimentarás sus consecuencias deseables, y si actúas mal, entonces experimentarás sus consecuencias negativas.
Este mensaje ético fundamental parece ser inherente a todas las grandes tradiciones espirituales.”
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