La MUJER verdaderamente en si misma, como lo vemos en las esculturas, estelas y piezas arqueológicas Indoamericanas es el pensamiento más bello del Creador, hecho carne, sangre y vida. Ella ha nacido para una Santa Predestinación para traer hijos a la Tierra, también ha nacido para transformar al Hombre, para hacer de él algo grandioso. Es en el Arte Regio donde nosotros aprendemos a ver a la Mujer, aprender a comprenderla; y resulta absurdo que el varón le insulte, le hiera, le pague mal…
Obviamente, la mujer ha sido elegida para la santa predestinación: la de ser madre.
El V. M. SAMAEL AUN WEOR, dice. “Ser madre, en realidad de verdad, es un sacerdocio de la naturaleza, un sacerdocio divino, inefable. Una madre, merece la entera veneración de todos los seres que pueblan la faz de la Tierra. En la Doctrina Secreta de Anahuac se rinde culto a las mujeres que mueren de parto. Incuestionablemente, ellas son verdaderas mártires. Se nos ha dicho pues, en Náhuatl, que ellas van, no al Mictlán, como suponen algunos, sino al Tlalocan, al Paraíso de Tláloc.
Algunos piensan que esas son doctrinas de nuestros antepasados y que hoy en día somos "muy cristianos" y no podemos ya volver atrás. La cruda realidad de los hechos es que tal afirmación de los Adeptos Náhuatl, o Zapotecas, o Toltecas, reposan sobre bases muy sólidas. ¿Con qué derecho nos atreveríamos nosotros, por ejemplo, a refutar la doctrina de nuestros antepasados Aztecas, si nosotros mismos devenimos de ellos? ¿O es que creemos, acaso, que los españoles fueron más sabios que nuestros antepasados de Anahuac? ¡Pues bien sabemos que no!
Antes bien, ellos vinieron a destruir una cultura, estuvieron quemando en la plaza pública, todos los códices antiguos y privaron al mundo de ricos tesoros esotéricos. Afortunadamente, unos cuantos códices se salvaron, lo que ha permitido a los grandes historiadores mexicanos, a los grandes antropólogos, reconstruir parte de la historia
antigua”.
“El Tlalocan, el Paraíso de Tláloc, es una realidad. Se ha dicho que las mujeres que mueren de parto, se afirmó en forma enfática, que ingresaban, pues, al Paraíso de Tláloc. Lo merecían, pues habían dado su vida a la naturaleza, habían muerto en el cumplimiento de ese gran sacrificio, cual es el de ser madres habían cumplido con su misión; la mujer ha nacido para esa santa predestinación. ¡Tan grande es la dicha que siente la mujer que lleva a su niño en sus brazos, que le alimenta con sus pechos, que le brinda su amor! Ella, en ese momento, está haciendo el papel que hace la Gran Madre Natura con todos los hijos; es una verdadera sacerdotisa que merece todo respeto y gran veneración”.
“Es mediante esa energía creadora, que fluye y palpita en toda la naturaleza, que fluye por los árboles, que se manifiesta a través de los órganos creadores de los peces y de los anfibios, y de los cuadrúpedos y de las aves que vuelan a través del espacio infinito, como podemos nosotros transformarnos radicalmente. Si la mujer aprende a manejar esa prodigiosa energía, puede cambiar el Nivel del Ser, puede convertirse en algo distinto, en algo diferente”.
“La mujer, ante todo, necesita conocer los Misterios del Sexo. Ya pasaron los tiempos en que se consideraba el sexo como "pecado", ya pasaron los tiempos en que el sexo era considerado "tabú". Sólo conociendo la mujer los Misterios del Sexo, aprendiendo a manejar la energía creadora, podrá ella transformarse y transformar el mundo”.
“Desgraciadamente, hoy por hoy el hombre no sólo se ha degenerado, sino que también ha inducido procesos degenerativos en el sexo femenino: ha metido a la mujer por el camino de la fornicación, y hasta de la prostitución, motivos más que suficientes como para que la mujer estudie los Misterios del Sexo. Es así, sólo así, como podrá ella, no solamente transformarse, sino transformar al varón. No hay duda que en la copula química o metafísica, para hablar en un lenguaje que no escandalice a ninguna de las hermanas, aquí presentes, está el secreto de la transformación humana. La cópula química o metafísica, incuestionablemente está relacionada con la gran copula universal. Bien sabemos que el eterno masculino hace fecundar al eterno femenino para que surja la vida, esto es un hecho real. Esos dos principios pertenecen a lo divinal.
Con justa razón se dijo: "Existen dos vástagos de toda seriedad: el uno viene de arriba, de Urano, y es masculino; el otro asciende y es femenino. En la unión de estos dos vástagos, está la clave de todo poder".
“Observen ustedes al signo de la santa cruz: dos palos cruzados. El uno, es vertical y representa al principio masculino; el otro, es horizontal y representa al sexo femenino. En el cruce de ambos, se halla la clave de la redención. En una antigua Escuela de Misterios griegos, se menciona un acto precioso, místico, que puede transformar al mundo y a la humanidad. Para no escandalizar mucho, diré a ustedes la clave en latín: "INMISCIO MIEMBRUM VIRILIS IN VAGINAE FEMINAM SINE EYACULATION SEMINIS"... En todo caso, en la inserción del falo vertical dentro del cteis formal se encuentra la clave de todo poder. Desafortunadamente, tanto varones como mujeres lo único que han hecho, hasta la fecha actual, es aprovechar el cruce de esos dos "vástagos" para la reproducción animal”.
“Así como la mujer es capaz de poner un hijo sobre el tapete de la existencia, de decirle: "¡Sea!", y es: así como la mujer es capaz de formar a un Napoleón dentro de su vientre, o a un Jesús de Nazaret, o a un Hermes Trismegisto, para luego decirle: "¡Existe, existe!", y éste pasa a existir a la luz del Sol, así también, cualquier mujer puede ser capaz de una autocreación extraordinaria, puede crearse a sí misma, puede transformarse en algo distinto, diferente, con base íntima en la cópula química o metafísica”.
“Lo interesante sería que ella comprendiera el proceso de las energías creadoras… Incuestionablemente, cuando el varón se le acerca, cuando el “Adán” y “Eva” se están amando, cuando se hallan unidos en la cópula química o metafísica, en momentos en que el phalus vertical se cruza con el cteis formal, hay fuerzas prodigiosas, universales, cósmicas, que envuelven a la pareja con una luz muy brillante, luminosa, extraordinaria. Esas fuerzas prodigiosas, que fuero capaces de crear el mundo, de hacerlo surgir de entre el Caos, rodean a la pareja, les envuelve. En tales momentos, hombre y mujer, bien unidos, forman el andrógino perfecto, el Elohim, una criatura soberana. Obviamente, hombre y mujer, unidos, son un solo Ser que tiene poder sobre la vida y sobre la materia, que puede hacer surgir una nueva criatura dentro del Caos. En tales momentos, si se conociera la ciencia maravillosa del Tercer Logos, se realizarían prodigios…
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