domingo, 23 de febrero de 2014

LA GNOSIS, TEMA DE INVESTIGADORES


Gnosis ((Del gr. γνῶσις, conocimiento). Elaine Pagels, en la página 18 de su obra: Los evangelios gnósticos, publicado en español por Editorial Crítica, da la siguiente explicación del significado de Gnosis: La lengua griega establece una distinción entre el conocimiento científico o reflexivo (el conoce o sabe matemáticas) y el conocimiento a través de la observación o la experiencia (él me conoce), que es la gnosis. 

Tal como la utilizan los gnósticos, podríamos traducirla como “intuición”, porque gnosis entraña un proceso intuitivo de conocerse a uno mismo.

Elaine Pagels, distinguida profesora de historia del cristianismo primitivo en la Universidad de Princeton, graduada de Stanford y con un doctorado de Harvard.

En el capítulo titulado: “Gnosis, el conocimiento de sí mismo como conocimiento de Dios”, de su libro: “Los Evangelios gnósticos”, en las páginas 174 y 175 de la edición en español publicada por Editorial Crítica, Pagels afirma lo siguiente: Así pues, muchos gnósticos hubiesen estado de acuerdo en principio, con Ludwing Feuerbach, el psicólogo del siglo XIX en que “la teología es en realidad antropología (Para los gnósticos, explorar la psique se convirtió explícitamente en lo que hoy es implícitamente para mucha gente, una búsqueda religiosa. 

No está de más afirmar que el libro citado de Pagels, es una reconocida introducción a la Gnosis antigua, especialmente la que se encuentra contenida en la biblioteca de Nag Hammadi.

Gnosis es el conocimiento de uno mismo. Es el conocimiento de nuestros propios límites y posibilidades. El conocimiento de quiénes somos, de dónde vinimos y hacia dónde vamos. Es un conocimiento dinámico, liberador y transformador. El gnóstico, al conocerse, diferencia plenamente entre su Ego y su Esencia maravillosa. En el proceso de conocerse, libera y desarrolla su Esencia o fracción de alma, despertando su conciencia. Al mismo tiempo, descubre su ego (los defectos de carácter), lo comprende y mediante un trabajo psicológico serio y con el auxilio de lo divinal, gradualmente logra eliminar esos elementos indeseables de conducta.

La Gnosis cristiana, más específicamente, la gnosis ligada al Cristianismo primitivo, se encuentra en los evangelios gnósticos. Algunos evangelios gnósticos son: el Evangelio de María Magdalena, el Evangelio de Tomás, el Evangelio de Felipe y el Evangelio de Judas. La obra monumental de la Gnosis de esa época es: Pistos Sophía, el libro de la sabiduría poder, que permite elevarse al humanoide desde la simple creencia, hacia la real sabiduría.

Sigue comentando la Dra. Pagels: Escudriñando también los evangelios canónicos, es posible encontrar referencias a la Gnosis, incluso en el Evangelio de Juan. “Si me conocieses, también a mi padre conocerías; y desde ahora le conoces y le has visto” (Jn 14:7). “El espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero ustedes le conocen, porque mora con ustedes y estará en ustedes” (Jn14:17). “Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero yo te he conocido, y éstos han conocido que Tú me enviaste” (Jn 17:25).

El conocimiento de uno mismo se denomina: autognosis. Es un tipo de conocimiento que se obtiene a través de la observación íntima. Los filósofos griegos de la antigüedad se referían a él con la frase: Nosce te Ipsum. Conócete y conocerás el Universo y a los dioses.

Todo el proceso de auto conocerse, se realiza en la vida diaria, pero también a través de la experiencia mística directa. Este tipo de experiencias permiten acceder a otros tipos de conocimiento, ajenos al que se obtiene mediante la razón. La imaginación, la inspiración y la intuición, llevan al estudiante gnóstico a la autognosis.

A este respecto, el presidente fundador de las instituciones gnósticas, Samael Aun Weor, en su libro: La Revolución de la Dialéctica, explica el conocimiento imaginativo, de la siguiente forma: “Para el sabio imaginar es ver. La imaginación es el translúcido del alma. Para lograr la imaginación se necesita aprender a concentrar el pensamiento en una sola cosa. Aquel que aprende a concentrar el pensamiento en una sola cosa, hace maravillas y prodigios.

El gnóstico que quiera alcanzar el conocimiento imaginativo debe aprender a concentrarse y saber meditar”.

También afirma el Kalki Avatar, Samael: “El que despierta la conciencia ha llegado al conocimiento imaginativo y se mueve en un mundo de imágenes simbólicas”.

El Avatara de la Era de Acuario, también afirma que: “Al llegar al conocimiento imaginativo, el gnóstico ve los símbolos, pero no los entiende. Necesita entonces, elevarse al conocimiento inspirado para interpretar los símbolos sagrados de la Naturaleza y el lenguaje abstracto del ego. El conocimiento inspirado nos confiere el poder de interpretar los símbolos de la Naturaleza y el lenguaje confuso del ego”. 

El tipo de interpretación a la que hace referencia el Maestro Samael debe ser muy analítica, altamente científica y esencialmente mística. 

El conocimiento inspirado permite estudiar la íntima relación entre todas las formas, los valores psicológicos y la Naturaleza

Según el Diccionario de la Real Academia Española (DRAE), la intuición es la: “Facultad de comprender las cosas instantáneamente, sin necesidad de razonamiento”. Samael Aun Weor, en Revolución de la Dialéctica, nos explica que: El mundo de las intuiciones es el mundo de las matemáticas. Explica además el Maestro que: imaginación, inspiración e intuición, son los tres pasos obligatorios de la Revolución de la Dialéctica. Aquél que ha seguido los tres pasos del conocimiento directo ha logrado la supra conciencia. En el mundo de la intuición sólo hallamos la omnisciencia. El mundo de la intuición es el mundo del Ser

La Gnosis, es tan antigua como la humanidad. Un período de intensa actividad de esta sublime sabiduría, se encuentra entre el escenario del cristianismo primitivo.

En la Enciclopedia Práctica Jackson, volumen V, página 47, encontramos la siguiente información de la Gnosis: El término se deriva de gnosis (conocimiento), ello es, el propósito de elevarse desde la fe (pistis), en la autoridad de Dios y de la Iglesia, hasta un saber racional de las cosas divinas.

La filosofía de la gnosis se vincula al neoplatonismo. Dios produce por emanación, una serie de seres intermedios llamados eones. Entre Dios y la materia sitúan los gnósticos el mundo. La emanación de los eones en serie descendente se recorre nuevamente en línea ascendente hasta llevar a la salvación. La creación del mundo y la redención del hombre son hechos naturales. En dicha Enciclopedia se cita a gnósticos de la época del Cristianismo primitivo: Marcion, Apeles, Basílides, Manes, Clemente de Alejandría, Orígenes. De este último se lee lo siguiente: Orígenes fue el filósofo más grande de la época inicial de la Patrística. Su obra: De los Principios constituye la primera suma teológica.

Samael Aun Weor en el capítulo titulado: Cuatro clases de Escuelas del Gran manifiesto Gnóstico del tercer año de Acuario, afirma lo siguiente: Jesús fundó la Iglesia Gnóstica, la que existía en tiempos de San Agustín, la que conoció Jerónimo, Empédocles, Santo Tomás, Marcion de ponto, Clemente de Alejandría, Tertuliano, San Ambrosio, Harpócrates y todos los primeros padres de la Iglesia.

Continúa explicando el Venerable Maestro: La humanidad necesita volver al punto de partida, regresar a la Santa Gnosis del hierofante Jesús el Cristo, retornar al cristianismo primitivo, al cristianismo de la Gnosis. La doctrina de Jesús el Cristo es la doctrina de los esenios, la doctrina de los nazarenos, Peratisenos o Peratas, etc. En la doctrina de Jesús el Cristo hay yoga digerida, yoga esencial, magia tibetana, budismo práctico, ciencia hermética, etc., etc., etc. En la Gnosis está toda la sabiduría antigua ya totalmente “masticada” y digerida.” (QUE NOS ENTREGÓ EL CRISTO)

Samael Aun Weor nos explica en el Gran Manifiesto Gnóstico: “si estudiamos cuidadosamente los evangelios cristianos, hallaremos en ellos la matemática pitagórica, la parábola caldea y babilónica y la formidable ética budista. El sistema de enseñanza adoptado por Jesús fue el sistema de los esenios. Ciertamente los esenios fueron gnósticos en un ciento por ciento. Los cuatro evangelios son gnósticos.

Henri Charles Puech, en la página 235 de su obra: En torno a la Gnosis y publicada por Taurus, explica que: “en los sistemas religiosos de los que constituye el fondo, la gnosis aparece como un conocimiento que trae consigo y procura por sí mismo la salvación, una ciencia liberadora o salvadora, un saber que es en sí y por sí mismo salvación. Se llama o puede llamarse gnosticismo –y también gnosis- a toda doctrina o actitud religiosa fundada sobre la teoría o la experiencia de la obtención de la salvación mediante el conocimiento”.

En el Capítulo titulado: “La cristiandad alerta: la visión alternativa del Evangelio de Judas, escrita por Bart D. Ehrman, página 81 de: El Evangelio de Judas, publicado por National Geografic, se lee lo siguiente: El término gnosticismo deriva de la palabra griega gnosis, que quiere decir conocimiento”.

Gnósticos son los que “tienen el conocimiento” ¿Y qué es eso que saben? Conocen secretos que pueden conducir a la salvación.

Para los gnósticos, una persona se salva no por la fe en Cristo o por sus buenas obras, sino por el conocimiento de la verdad, la verdad acera del mundo en el que vivimos, acerca de quién es el verdadero Dios y, especialmente, acerca de quiénes somos nosotros mismos. En otras palabras, se trata en gran medida de autoconocimiento: conocimiento de nuestro origen, de cómo hemos llegado aquí y de cómo podemos volver a nuestra morada celestial.

Según la mayoría de los gnósticos este mundo material no es nuestra casa. Estamos atrapados aquí, en estos cuerpos de carne, y necesitamos aprender el modo de escapar. Para los gnósticos que también eran cristianos es el propio Cristo quien nos trae ese conocimiento secreto desde los cielos. Él revela la verdad a sus seguidores más próximos, y es esa verdad la que puede hacerlos libres.

En el evangelio de María Magdalena (un evangelio apócrifo gnóstico), escrito entre los años 60 y 80, del que han llegado hasta nuestros días sólo algunos fragmentos. 

De este evangelio se conservan sólo tres fragmentos: dos, muy breves, en griego, en manuscritos del siglo III (papiro Rylands 463 y papiro Oxyrhynchus 3525); y otro, más extenso, en copto (Berolinensis Gnosticus 8052,1), probable traducción del original griego. El texto copto fue hallado en 1896 por C. Schmidt, aunque no se publicó hasta 1955. Los fragmentos en griego fueron publicados, respectivamente, en 1938 y en 1983.

En ninguno de los fragmentos hay mención alguna del autor de este evangelio. El nombre que tradicionalmente recibe, evangelio de María Magdalena, se debe a que se cita en el texto a una discípula de Jesús llamada María, que la mayoría de los especialistas identifican con la María Magdalena que aparece en los canónicos. No puede ser posterior al siglo III, ya que los manuscritos en griego corresponden a esta época. Por características internas del texto, como la presencia de ideas gnósticas, suele considerarse que fue redactado en el siglo II.

En el fragmento copto, que es el más extenso, faltan varias páginas (concretamente 1-6 y 11-14). Se trata de un diálogo entre Jesús (mencionado como "el Salvador") y sus discípulos. Tras la marcha de Jesús, los apóstoles se encuentran desorientados.

Ellos, sin embargo, estaban entristecidos y lloraban amargamente diciendo: “¿Cómo iremos hacia los gentiles y predicaremos el evangelio del reino del hijo del hombre? Si no han tenido con él ninguna consideración, ¿cómo la tendrán con nosotros?”.

Entonces Marian (que es María) se levantó, los saludó a todos y dijo a sus hermanos: “No lloréis y no os entristezcáis; no vaciléis más, pues su gracia descenderá sobre todos vosotros y os protegerá. Antes bien, alabemos su grandeza, pues nos ha preparado y nos ha hecho hombres”. Dicho esto, Marian convirtió sus corazones al bien y comenzaron a comentar las palabras del [Salvador].


                         
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martes, 11 de febrero de 2014

“ELIMINACIÓN DE YOES RELACIONADOS CON LA LEY DEL KARMA”


“HAY “YOES” MUY DIFÍCILES DE ELIMINAR; DEFECTOS PSICOLÓGICOS TERRIBLES; “YOES QUE ESTÁN EN RELACIÓN CON LA LEY DEL KARMA; CUANDO SE LLEGA A ESO, PARECE COMO SI NOS DETUVIÉRAMOS EN EL AVANCE; Y OBVIAMENTE, QUE SÍ NOS DETENEMOS. PERO CON INFINITA PACIENCIA, AL FIN SE CONSIGUE LA ELIMINACIÓN DE ESOS “YOES”…

La paciencia y la serenidad son facultades extraordinarias o virtudes magníficas, necesarias para avanzar por este camino de la transformación radical. En su libro "Las Tres Montañas", el V. M. SAMAEL AUN WEOR, nos habla precisamente de la paciencia y de la serenidad, en los siguientes términos

“Un día, estando en un Monasterio, un grupo de Hermanos aguardábamos impacientemente al Abad, al Hierofante; mas éste tardaba, pasaban las horas y éste tardaba, todos estaban preocupados. Había allí algunos Maestros, muy respetabilísimos, pero llenos de impaciencia. Paseaban por el salón, iban y venían, se jalaban el cabello, se jalaban las barbas, impacientes; yo permanecía sereno, tranquilo, pacientemente aguardaba: únicamente me causaba curiosidad estos hermanitos impacientes.”

“Al fin, después de varias horas se presentó el Maestro, y dirigiéndose a todos les dijo: "A ustedes les faltan dos virtudes que este hermano tiene"; y me señaló a mí. Luego, dirigiéndose a mí, me dijo: "Dígale, usted, hermano, cuáles son esas dos virtudes". Entonces yo me puse de pie y dije: "Hay que saber ser pacientes, hay que saber ser serenos"...

“Todos quedaron perplejos; enseguida el Maestro trajo una naranja, que es símbolo de esperanza, y me la entregó aprobándome, quedé aprobado para entrar a la Segunda Montaña, que es la de la Resurrección; los otros, los impacientes, quedaron aplazados.”

“Se me citó después en otro Monasterio, para firmar algunos papeles que tenía que firmar, y así lo hice; más tarde concurrí a ese Monasterio, firmé los papeles y se me entregaron ciertas instrucciones esotéricas; se me admitió en los estudios de la Segunda Montaña, y aquellos compañeros a estas horas, todavía están luchando por lograr la paciencia y la serenidad, pues no la tienen."

“Vean ustedes lo importante que es ser paciente y ser sereno. Así, cuando uno está trabajando en la disolución del “Yo”, y por nada de la vida consigue disolverlo porque se ha vuelto muy difícil (pues hay “Yoes” así, que se relacionan con el Karma), no le queda a uno más remedio que multiplicar la paciencia y la serenidad, hasta triunfar. Pero muchos son impacientes, quieren eliminar tal o cual “Yo” de inmediato, sin pagar el precio correspondiente, y eso es absurdo.

En el Trabajo sobre uno mismo, es necesario multiplicar la paciencia hasta el infinito, y la serenidad hasta el colmo de los colmos; quien no sabe tener paciencia, quien no sabe ser sereno, fracasa en el camino esotérico.”

“Obsérvense ustedes en la vida práctica: ¿son pacientes, saben permanecer serenos en el momento preciso? Si no tienen esas dos virtudes, pues hay que trabajar para conseguirlas. ¿Cómo? Eliminando los “Yoes” de la impaciencia y eliminando los “Yoes” de la falta de serenidad (los “Yoes” del enojo, son los que no permiten la serenidad).

¿Qué es lo que buscamos nosotros a la larga con todo esto? Cambiar, pero cambiar totalmente, porque así como estamos, incuestionablemente lo único que hacemos es sufrir, amargarnos la vida. También cualquiera puede hacernos sufrir a nosotros, basta que nos toquen una fibra del corazón para que ya estemos sufriendo.

Si nos dicen una palabra dura, sufrimos; si nos dan unas palmaditas en el hombro y nos dicen unas palabras dulces, nos alegramos; así somos de débiles: no tenemos poder sobre nuestros procesos psicológicos, cualquiera puede manejar nuestra psiquis.

¿Quieren ver ustedes a una persona enojada? Díganle una palabra dura y la verán enojada, y si quieren verla contenta, denle una palmadita en el hombro, díganle unas palabras dulces y ya cambiará, ya estará contenta. ¡Qué fácil es, cualquiera juega con la psiquis de los demás; qué débiles somos!

Se trata, pues, de cambiar, de que todo esto que tenemos nosotros de débiles sea eliminado; hasta nuestra misma identidad personal debe perderse para nosotros mismos. Esto quiere decir que el cambio debe ser tan radical, que hasta nuestra misma identidad personal (yo soy fulano de tal, etc.) debe perderse para sí mismos; llegará el día en que no encontraremos nuestra misma identidad personal. Si se trata de convertirnos en algo distinto, en algo diferente, obviamente hasta la misma identidad personal debe perderse.

Necesitamos convertirnos en criaturas distintas, en criaturas felices, en seres dichosos, pues tenemos derecho a la felicidad; pero si no nos esforzamos, ¿cómo vamos a cambiar, de qué manera? ¡He allí lo grave!



miércoles, 5 de febrero de 2014

“EL SUEÑO PSICOLÓGICO”


“TENEMOS QUE COMPRENDER QUE ESTAMOS DORMIDOS; SI LA GENTE ESTUVIERA DESPIERTA, PODRÍA VER, TOCAR, PALPAR LAS GRANDES REALIDADES DE LOS MUNDOS SUPERIORES; SI LAS GENTES ESTUVIERAN DESPIERTAS, RECORDARÍAN SUS EXISTENCIAS PASADAS; SI LAS GENTES ESTUVIERAN DESPIERTAS VERÍAN LA TIERRA TAL COMO ES REALMENTE. USTED NO ESTÁ VIENDO LA TIERRA TAL COMO ES”.

Las gentes de la Lemuria veían el mundo como es; sabían que el mundo tiene nueve dimensiones (por todo, diríamos), siete fundamentales. Veían el mundo en forma multidimensional; en el fuego percibían a las Salamandras o criaturas del fuego; en las aguas percibían a las criaturas acuáticas, a las Ondinas; en el aire, eran claros para ellos los Silfos y dentro del elemento tierra veían a los Gnomos.

Cuando levantaban los ojos hacia el infinito, podían percibir a otras humanidades planetarias; los planetas del espacio eran visibles para los antiguos, en forma distinta, pues veían el aura de los planetas y también podían percibir a los Genios Planetarios. Pero cuando la Conciencia humana quedó enfrascada dentro de todos esos “Yoes” o agregados psíquicos que constituyen el Ego, entonces se durmió; ahora se procesa en virtud de su propio condicionamiento.

En tiempos de la Lemuria, cualquier persona podía ver, por lo menos, la mitad de un "Holtapannas"; un Holtapannas equivale a cinco millones y medio de tonalidades del color. Cuando la Conciencia quedó metida entre el Ego, los sentidos degeneraron.

En la Atlántida ya tan sólo se podía percibir un tercio de las tonalidades del color, y ahora apenas sí se perciben los siete colores del espectro solar y unas pocas tonalidades. Las gentes de la Lemuria eran diferentes; para ellos las montañas tenían alta vida espiritual; los ríos, para ellos, eran el cuerpo de los Dioses; la Tierra entera era perceptible para ellos, en forma diferente; eran otro tipo de gentes, diferentes, distintas.

Ahora la humanidad, desgraciadamente, ha involucionado espantosamente; por estos tiempos, la humanidad está en un estado de caducidad, y si no nos ocupamos nosotros por auto-descubrirnos, por conocernos, continuaremos con la Conciencia dormida, metida entre todos los “Yoes” que llevamos en nuestro interior.

Los psicólogos, de esta época decadente e involutiva, normalmente creen que tenemos un solo “Yo”, y nada más. 

En la Gnosis se piensa diferente; en la Gnosis sabemos que la ira es un “Yo”, que la codicia es otro “Yo”, que la lujuria es otro “Yo”, que la envidia es otro “Yo”, que el orgullo es otro “Yo”, que la gula es otro “Yo”, etc., etc., etc. 

Virgilio, el Poeta de Mantua, el autor de "La Eneida", dice que "… Aunque tuviéramos mil lenguas para hablar y paladar de acero, no alcanzaríamos nosotros a enumerarlos cabalmente", (¡son tantos!).

¿Y dónde vamos a descubrirlos? Solamente en el terreno de la vida práctica se hace posible el auto-descubrimiento. Cualquier escena callejera es suficiente para saber cuántos “Yoes” entraron en actividad. Cualquiera que entre en acción, hay necesidad de trabajarlo para comprenderlo y desintegrarlo; sólo por ese camino se hace posible liberar la Conciencia; sólo por ese camino es posible el despertar.

A nosotros nos debe interesar, primero que todo, el despertar, porque mientras continuemos así como estamos, dormidos, ¿qué podemos saber de los Misterios de la Vida y de la Muerte? ¿Qué podemos saber de lo Real, de la Verdad?

Para poder uno llegar a conocer a fondo los Misterios de la Vida y de la Muerte, se necesita indispensablemente despertar. Es posible despertar si uno se lo propone; mas no es posible despertar si la Conciencia continúa embotellada entre todos esos “Yoes”, que cargamos en nuestro interior psicológico...