SEXOLOGÍA
“DIOS ES AMOR, Y SU AMOR CREA, Y VUELVE NUEVAMENTE A CREAR”.
Las palabras deliciosas del amor conducen al beso fervoroso de la adoración. El acto sexual es la real consubstancialización del amor, en el tremendo realismo psico-fisiológico de nuestra naturaleza.
Cuando un hombre y una mujer se unen sexualmente, algo se crea. En esos instantes de suprema adoración él y ella son realmente un solo Ser Andrógino con poderes para crear. Los Elohim, de los cuales hablan las sagradas escrituras bíblicas, son varón y varona.
El hombre y la mujer unidos sexualmente durante el éxtasis supremo del amor, son realmente un Elohim terriblemente divino. Conforme el acto sexual se prolonga, a medida que aumentan las caricias deliciosas del éxtasis adorable, se siente una voluptuosidad espiritual encantadora. Entonces nos estamos cargando de electricidad y magnetismo universal, terribles fuerzas cósmicas se acumulan en el fondo del Alma, las fuerzas misteriosas de la Gran Madre Cósmica circulan por todos los canales de nuestro organismo.
El beso amoroso, las caricias íntimas, se transforman en notas milagrosas que resuenan conmovedoras entre el aura del Universo.
El V. M. SAMAEL AUN WEOR, explica sobre la cópula amorosa lo siguiente:
“Si el varón y la mujer saben retirarse antes del espasmo, si tuvieran en esos momentos de gozo delicioso fuerza de voluntad para dominar al Ego animal, y si luego se retirasen del acto sin derramar el semen, ni dentro de la matriz, ni fuera de ella, ni por los lados, ni en ninguna parte, habrían realizado un acto de Magia Sexual, eso es lo que se llama en esoterismo Crístico ocultismo el ARCANO A. Z. F. Con el Arcano A. Z. F., podemos retener toda esa luz maravillosa, todas esas corrientes cósmicas, todos esos poderes divinos. Entonces se despierta el Kundalini (palabra sánscrita), el Fuego Sagrado del Espíritu Santo en nosotros, y nos convertimos en dioses terriblemente divinos.
Pero cuando derramamos el semen, las corrientes cósmicas se funden entre las corrientes universales y penetran en el Alma de los dos seres, una luz sanguinolenta, las fuerzas luciféricas del mal, el magnetismo fatal. Entonces Cupido se aleja llorando, se cierran las puertas del Edén, el amor se convierte en desilusión, viene el desencanto, queda la negra realidad de este valle de lágrimas”.
“Los Cabalistas (judíos) nos hablan de la novena esfera. La Novena Esfera de la Cábala es el sexo. El descenso a la Novena Esfera fue, en los Antiguos Misterios, la prueba máxima para la suprema dignidad del Hierofante, Jesús, Hermes, Buda, Dante, Zoroastro, etc., tuvieron que descender a la Novena Esfera para trabajar con el Fuego y el Agua, origen de mundos, y todo lo que ellos contienen, hombres y dioses.
Toda auténtica y legítima Iniciación Blanca comienza por allí”.“EL HIJO DEL HOMBRE NACE EN LA NOVENA ESFERA. EL HIJO DEL HOMBRE NACE DEL AGUA Y DEL FUEGO (Así está escrito en el Evangelio según san Juan 3: 1-6)…
El hombre y la mujer amándose mutuamente son verdaderamente dos arpas de milagrosas armonías, un éxtasis de gloria, aquello que no se puede definir porque si se define se desfigura. Eso es amor.
El beso es la consagración profundamente mística de dos Almas que se adoran, y el acto sexual es la llave con la cual nos asemejamos a Dios. “Dioses, hay Dios”, dice san Pablo. Sabed vosotros los que os amáis verdaderamente que Dios es Amor. Amar: ¡Cuán bello es amar! El amor se alimenta con amor... En el Apocalipsis, el Santo de la Revelación nos describe al Hijo del Hombre, al Hijo de nuestros besos, con los siguientes versículos:
“Yo fui en el Espíritu en el día del Señor, y oí detrás de mí una gran voz como de trompeta, (el Verbo) que decía: Yo Soy el Alpha y Omega, el primero y el último. Escribe en un libro lo que ves, y envíalo a las siete Iglesias que están en Asia: a Efeso, (el centro magnético del coxis) y a Esmirna, (el centro magnético de la próstata y ovarios en la mujer) y a Pérgamo, (el plexo solar situado en la región del ombligo) y a Tiatira, (el centro magnético del corazón) y a Sardis, (el centro magnético de la laringe creadora) y a Filadelfia, (el ojo de la sabiduría, el centro de la Clarividencia situado entre las dos cejas) y a La odicea, (la corona de los santos), (centro magnético de la glándula pineal)”.
“Y me volví a ver la voz que hablaba conmigo y vuelto vi siete candelabros, uno semejante al Hijo del Hombre, vestido de una ropa que llegaba hasta los pies”, (la Túnica de lino blanco de todo Maestro. La Túnica de Gloria). Los siete candelabros que vio el Santo de la revelación son las Siete Iglesias de la médula espinal”.
“Y su cabeza, y sus cabellos eran blancos como la lana blanca, como la nieve; y sus ojos como llama de fuego.” (Siempre inmaculado y puro).
“Y sus pies semejantes al latón fino, ardientes como un horno; y su voz como ruido de muchas aguas”. (Las aguas humanas, el semen).
“Y tenía en su diestra siete estrellas (Los siete ángeles que gobiernan las Siete Iglesias de la médula espinal). Y de su boca salía una espada aguda de dos filos (el Verbo). Y su rostro era como el sol cuando resplandece en su fuerza”.
“Y cuando yo le vi, caí como muerto a sus pies, y él puso su diestra sobre mí diciéndome: “no temas, yo soy el primero y el último”.
“Y el que vive y he sido muerto y he aquí que vivo por siglos de siglos. Amen. Tengo las llaves del infierno y la muerte”.
“Cuando el CRISTO INTERNO entra en el Alma –nos dice el V. M. SAMAEL AUN WEOR- se transforma en Ella. Él se transforma en Ella, y Ella en Él; Él se humaniza y Ella se diviniza. De esta mezcla alquimista divina y humana, deviene eso que con tanto acierto llamó nuestro Adorable Salvador, el Hijo del Hombre.
Los Alquimistas dicen que debemos transformar a la luna en sol. La luna es el Alma. El sol es el Cristo. La transformación de la luna en sol, sólo es posible con el Fuego, y éste, sólo se enciende con el connubio amoroso del Matrimonio Perfecto”.
“Un Matrimonio Perfecto es la unión de dos seres, uno que ama más, y otro que ama mejor.
El Hijo del Hombre nace del agua y del fuego. El agua es el semen. El fuego es el Espíritu. Dios resplandece sobre la pareja perfecta.
El Hijo del Hombre tiene poder sobre el fuego flamígero, sobre el aire impetuoso, sobre las embravecidas olas del océano y sobre la perfumada tierra”.
El acto sexual es muy terrible; con justa razón dice el Apocalipsis:
“EL QUE VENCIERE LE HARÉ COLUMNA DEL TEMPLO DE MI DIOS, Y NO SALDRÁ MÁS DE ALLÍ”.