El relajamiento ha llegado a ser una palabra familiar que hoy en día carece de significado en el lenguaje ordinario, pero cuando el Trabajo habla de relajamiento se refiere a algo muy diferente que todos deberíamos practicar.
En una enseñanza tibetana al respecto dice que debemos empezar por los pequeños músculos, tales como los del rostro, los dedos de la mano y pies.
Bien sabemos que existe la atención externa, mas el Trabajo nos cita la atención interna; por medio de este tipo de atención uno se observa a sí mismo, uno observa los propios estados de ánimo, los pensamientos, los sentimientos, y demás, esta atención está dirigida a nuestras funciones íntimas o psicológicas.
El Trabajo nos enseña a colocar la Conciencia mediante la atención interna en diferentes partes del cuerpo, y esto es preciso empezarlo gradualmente.
Por ejemplo: por medio de la atención interna se puede llevar la conciencia a una parte particular de nuestro cuerpo, digamos, concentrarnos en las palpitaciones del corazón, y luego trasladarlas a la raíz de la nariz, al instante al pulso de la mano derecha, después a la planta del pie derecho, posteriormente a la planta del pie izquierdo, inmediatamente al pulso de la mano izquierda, a continuación a la raíz de la nariz o entrecejo, y nuevamente en el corazón.
Es inútil relajarse sintiendo alguna idea preconcebida de lo que significa la atención interna dirigida hacia una parte determinada del cuerpo. Se debe llegar a ser consciente del estado de los músculos, y este acto de atención interna producirá la condición correcta para el relajamiento del cuerpo entero.
Lo importante, empero, es que es preciso hacerlo, porque como es sabido, la mayoría de “estudiantes” carece de tiempo para realizarlo, debido a que son arrastrados por la corriente de la vida de los pensamientos, ansiedades y preocupaciones; y algunos llegan a pensar que la interrupción de esas cosas puramente mecánicas, o de cosas que los mantienen ocupados en todo momento, es algo que no deberían hacer, porque es una cosa irresponsable.
Nosotros debemos comprender que cuando vamos a realizar prácticas esotéricas, en este caso la relajación, debemos tomar una actitud revolucionaria para poder interrumpir esa corriente puramente mecánica que nos gobierna, la corriente de vida, ese filme cinematográfico que nos atraviesa perennemente, aunque fuera un instante; así lograremos más fuerza. Por eso conviene comprender lo que es la atención interna, pues con ella nos hacemos conscientes de los músculos de nuestro cuerpo. Sobre todo ahora que vivimos en esta “vida moderna” que produce siempre tensiones en nuestros músculos, stress, expresiones de ansiedad, movimientos apresurados y que todo ello produce una pérdida de enormes cantidades de energías.
Cada persona que recorre su cuerpo a través de la atención interna llegará a descubrir las tensiones musculares de su organismo, llegando a conocer cierto número de músculos que de costumbre no se relajan de un modo apropiado. Recordemos que es imposible relajarnos diciéndonos a sí “relájate”. Porque el relajamiento es un ejercicio de atención interna. Es un esfuerzo dirigido que es preciso hacer conscientemente y que si se realiza frecuentemente nos ayudará extraordinariamente en nuestro desarrollo íntimo, debido a que estamos practicando el desarrollo de la atención interior.
Muchas veces la gente padece de insomnio, porque cierto grupo de músculos, permanecen en estado de tensión; y así como en el centro intelectual existen contradicciones terribles, en el centro motor encontramos contradicciones musculares que agobian el cuerpo.
Es preciso estar realmente relajado mediante la atención interna cuando se debería estarlo y cuando se siente que el relajamiento es necesario.
No hay comentarios:
Publicar un comentario