Ciertamente, lo fundamental en la vida es llegar a tener realidad. En nombre de la verdad hemos de decir que todavía el humanoide es algo no logrado. Si observamos las especies inferiores que habitan sobre la faz de la Tierra (los animales unicerebrados Y bicerebrados), podemos evidenciar, por sí mismos, que nacen completos. Un caballo, es completo; una vaca, da la leche y nace completa, pero nosotros nacemos incompletos.
Nuestro cuerpo se forma dentro del vientre materno, allí se gesta, y luego nace, crece, se desarrolla; la energía creadora lo hace surgir a la existencia. En su proceso de desarrollo, dentro del vientre materno, vemos cómo se van formando los diversos órganos, pero al nacer todavía no está completo; ni siquiera la fontanela frontal del recién nacido se encuentra cerrada. Eso que las gentes llaman aquí "la mollera", o "mollerita" del recién nacido, está sin cerrar. Si añadimos, a eso, su condición en que se encuentra, veremos que no es completo.
Ciertamente, y en nombre de la verdad (así lo reconocen los profesores de la Universidad de Medicina), el animal intelectual, dicen, es un mamífero racional. y es verdad: no está completo. El germen que se desarrolló entre el vientre materno, por el hecho de haber nacido, no quiere decir que ya se ha completado la criatura. El desarrollo de la criatura prosigue (en su sentido ordinario, como humanoide) hasta los veintiún años. Ahora comprenderán por qué es peligroso, realmente, que el adolescente tenga relación sexual: el adolescente no ha completado su desarrollo, y no lo completa sino hasta los veintiún años.
La energía creadora que lo hizo surgir a la existencia, esa energía que provocó la concepción del feto dentro del claustro materno, que lo trajo a la vida, esa misma energía tiene que desarrollarlo; pero sólo a los veintiún años el adolescente ha llegado a su completo desarrollo como humanoide. Pero eso no quiere decir que realmente, por tal motivo, su desarrollo total esté ya completo. No, como humanoide se ha desarrollado, mas no como hombre; el hombre debe ser hecho, debe ser creado. Nosotros somos humanoides, pero no hombres; el hombre debe formarse dentro del humanoide, como la mariposa dentro de la crisálida (en los tiempos antiguos, todo esto se entendía, todo esto se sabía).
Hay algo muy bello que tenemos en nuestro interior, nos referimos a la Conciencia, a la Esencia, a eso que se llama Alma. Originalmente la Esencia, o el Alma, o como ustedes quieran denominarla, vino de la Vía Láctea, hace muchos años, millones de años. La Esencia de cada uno de los aquí presentes, vino de la Vía Láctea y en la Vía Láctea resonó con la armonía del Universo. Posteriormente, pasó al disco solar, y prosiguiendo por entre los planetas del sistema, llegó aquí al mundo, se desarrolló en el mineral, continuó en el vegetal, prosiguió en el animal y al fin se reincorporó en un organismo humano, o de humanoide. Pero la Esencia, desafortunadamente, debido a nuestros errores, quedó envuelta en una serie de elementos indeseables.
La Esencia es la Conciencia, y está envuelta o embotellada entre un cúmulo de elementos indeseables. Es necesario quebrantar tales elementos, para que la Esencia quede despierta. Una Esencia despierta, una Conciencia despierta, tiene acceso a los mundos superiores de eternidad, una Conciencia despierta puede tocar o palpar las grandes realidades del Mundo del Espíritu Puro; una Conciencia despierta puede dirigir todas las circunstancias adversas de la vida; una Conciencia despierta no es víctima jamás de las circunstancias: puede dirigirlas a voluntad, puede originar nuevas circunstancias. Pero, para que la Conciencia despierte, los elementos indeseables que llevamos en nuestro interior deben ser destruidos. Esos elementos son: la ira, la codicia, la lujuria, la envidia, el orgullo, la pereza, la gula, etc. Es necesario eliminar tales elementos, y en vez de eso, crear algo diferente.
Esos elementos indeseables que llevamos en nuestro interior, son una creación falsa, una falsa creación, y debe ser destruidos.
Cada uno de nosotros carga en su interior una falsa creación. Necesitamos hacer una creación nueva dentro de nosotros mismos, y esto solamente es posible destruyendo nuestros defectos psicológicos, acabando con todos esos errores que llevamos en lo más profundo de nosotros mismos (acabar esos errores, acabar esos elementos, crear algo nuevo en nosotros).
¡Es posible crear algo nuevo, es posible crear los Cuerpos Existenciales Superiores del Ser! Si cada humanoide aprovechara esa energía creadora que lo trajo a la existencia (esa energía mediante la cual pudo llegar a tener un cuerpo de carne y hueso), si llegara a la edad de los veintiún años, y en vez de despilfarrar esa energía la aprovechara para crear sus Cuerpos Existenciales Superiores del Ser, la Esencia quedaría vestida con esos cuerpos, esa sería una creación nueva (más vale hacer una creación nueva, que continuar con esa creación vieja que tenemos).
La creación vieja que llevamos en nuestro interior, repito, está constituida por los "agregados psíquicos", yesos agregados son nuestros defectos.
Tenemos innumerables defectos. Realmente, aunque poseyéramos mil lenguas para hablar y paladar de acero, no acabaríamos de enumerarlos a todos cabalmente. Eliminar tales defectos, tales agregados, es lo indicado, y en vez de esos agregados, que parecen un verdadero enjambre de demonios en nuestra psiquis, en nuestro interior, crear, repito, los Cuerpos Existenciales Superiores del Ser. Estos se crean con las mismas fuerzas con la que nuestro cuerpo físico fue creado, con la misma fuerza con la que se desarrolló entre el vientre materno, con la misma fuerza que lo hizo crecer desde niño, hasta la edad de los veintiún años. Tal fuerza se llama "sexual", es la energía del sexo.
Así pues, en los tiempos antiguos las gentes eran más sabias. En la Lemuria se vivía de doce a quince siglos. Había, en aquella época, tiempo suficiente para que la Esencia pudiera vestirse con los Cuerpos Existenciales Superiores del Ser. Los Lemures, después de la edad de los veintiún años, en vez de despilfarrar la energía creadora, la transmutaban; con esa energía creaban los Cuerpos Existenciales Superiores del Ser. Y si demoraban en casarse muchos siglos, no importaba, porque vivían de doce a quince siglos. De manera que siempre, a la larga, podían darse el lujo de fabricar, mediante esa fuerza sexual, los Cuerpos Existenciales Superiores del Ser.
Hoy en día, la vida es muy breve. A los veintiún años comienza propiamente la juventud; antes de los veintiún años, está la adolescencia y la primera y segunda infancia. Desgraciadamente, los adolescentes ya gastan esa energía, sin haber terminado, ni siquiera su desarrollo como humanoides. Si los adolescentes, en vez de despilfarrar esa energía, la ahorraran, y al llegar a los veintiún años la aprovecharan inteligentemente para crear los Cuerpos Existenciales Superiores del Ser, tendríamos una cosecha de Maestros. Desgraciadamente, al llegar a la adolescencia, a la juventud, viene el despilfarro de la energía creadora, vienen los abusos sexuales, etc.
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