UN POCO DE HISTORIA…
Sin fallar un año, la noche de Navidad tiene lugar dos o tres días después del solsticio de invierno, la noche más larga del año, que marca el instante en que la Tierra se encuentra en el punto más alejado del Sol. Es el primer día del invierno, momento en que el Sol entra en Capricornio en el zodíaco y que anuncia simbólicamente el renacimiento del día, la resurrección del Sol, ya que es a partir de dicho instanre los días se irán alargando y las noches se irán acortando, hasta el equinoccio de primavera, cuando la luz triunfa frente a las tinieblas, y el día es más largo que la noche.
El día del solsticio de invierno era una jornada de celebración en muchas civilizaciones antiguas de todo el mundo, en las que el culto al Sol tenía un papel predominante. Si dirigimos la mirada hacia Oriente, vemos que, tanto en Babilonia como en Egipto, el Sol era loado absolutamente como a un dios. El faraón Amenofis IV más conocido como Akhenatón, fije objeto de culto por los adeptos a Amón-Ra, la primera religión monoteísta conocida y que data del siglo XIV/ a.C. Históricamente, el emperador romano Aurelio, en el siglo III de nuestra era, declaró el 25 de diciembre “día de la fiesta del Sol” (Natalis Solís Invocti o nacimiento del sol invicto), para celebrar el culto a Mitra, muy apreciado por las legiones romanas y cuyo origen se remonta a los persas seis siglos antes de Jesucristo. Sin embargo, es inevitable comparar el Mitra de los persas y el Mitra del hinduismo, divinidad solar que junto con Varuna, regente de la noche, son los guardianes del Ciclo y la Tierra, según los Vedas (textos de la doctrina sagrada de los hindúes cuyo origen se remonta al año 1500 a-C-).
Por otro lado, los romanos celebraban sus saturnales del 17 al 24 de diciembre, y el 25 de diciembre correspondía precisamente al día del solsticio de invierno en el calendario romano. Sin duda fue así como el día del “nacimiento del sol invicto” se transformó en el del “Nacimiento de Cristo” para los romanos convertidos al cristianismo.
También históricamente, Constantino, el emperador romano fundador de Constantinopla, hizo que las fiestas paganas del Imperio de Occidente se convirtieran en fiestas cristianas. El día del nacimiento de Jesús, según los cristianos, que entonces celebraban el bautizo y la Epifanía el mismo día, es decir, la “aparición” del lucero del alba (Venus) anunciando el nacimiento de Jesús a los Reyes Magos (recordemos que erán astrólogos, divinos y magos), coincidiendo con el de las fiestas paganas del solsticio de invierno, fue el día elegido para celebrar la Navidad.
¿De dónde proviene el árbol de Navidad? Dicen algunas tradiciones que en tiempos de los celtas, la noche del 21 al 22 de diciembre, es decir, el solsticio de invierno, era llamada “noche del abeto plateado”. En ese día, los celtas tenían la costumbre de quemar un enorme tronco de abeto. Esta costumbre ha perdurado hasta hoy a través de muy diversas variantes, que comprenden desde el tan difundido y ornamental arbolito de Navidad, hasta el obsequioso frio, tronco que los niños catalanes golpean en Navidad y del que brotan milagrosamente ricas golosinas y regalos.
¿Por qué nos hacemos regalos por Navidad? Según los historiadores esta costumbre se remonta a las saturnales romanas, en las que el culto al Sol tenía un papel predominante y que se celebraban entre el 17 y el 24 le diciembre, durante el solsticio de invierno. A lo largo de dichas fiestas en honor a Saturno, todos los papeles de la sociedad romana se invertían: los esclavos se convenían en amos y éstos quedaban a su servicio. Se autorizaban todos los excesos y libertinajes. Finalmente, los participantes en estas saturnales se ofrecían regalos el 25 de diciembre, celebrando así el primer día del año: el Día del Año. Parece correcto afirmar que la fiesta de los “Locos” – en la que se inspiran nuestros carnavales-, que se desarrollaba en la Europa medieval, hasta el siglo XV, entre el día de Navidad y el de la Epifanía, era una prolongación de las saturnales romanas.
¿Conocemos la fecha exacta del nacimiento de Jesús? No, ya que existe mucha controversia referente a este tema; pero los historiadores subrayan que forzosamente nació antes de la muerte de Herodes, llamado el Grande, en el año 749 de Roma, es decir, en el año 4 antes de nuestra Era. En cambio, su crucifixión se sitúa, aunque sin ninguna certeza, probablemente el 7 de abril del año 30 o 33 de nuestra Era, bajo Poncio Pilato, el procurador romano de Judea.
La palabra Navidad procede del latín “nativita” que significa Nacimiento.
El V.M. SAMAEL AUN WEOR, sobre la Navidad, nos dice: “Es claro que este es un evento maravilloso, sobre el cual urge meditar profundamente. El Sol, cada año, realiza un viaje elíptico que comienza desde el 25 de diciembre en adelante. Luego regresa otra vez hacia el Polo Sur, hacia la zona donde está la Antártida. Por eso, precisamente, vale que reflexionemos en su honda significación.
Por estos tiempos comienza el frío, aquí en el Norte, debido precisamente a que el Sol se está alejando hacia las regiones australes, y el 24 de diciembre el Sol habrá llegado al máximum, en su viaje hacia el Sur. Si no fuera
porque el Sol avanza hacia el Norte, desde el 25 de diciembre en adelante, moriríamos de frío: la Tierra entera se convertiría en una mole de hielo, y perecería, realmente, toda criatura, todo aquello que tenga vida. Así pues, bien vale la pena que reflexionemos en el acontecimiento de la Navidad”.
“El Cristo Sol debe avanzar para darnos su vida, y en el equinoccio de la primavera se crucifica en la Tierra; entonces madura la uva y el trigo. Y es precisamente en la primavera cuando debe el Señor pasar por su vida, pasión y muerte, para luego resucitar (la Semana Santa es en primavera). El Sol físico no es más que un símbolo del Sol Espiritual, del Cristo Sol. Cuando los antiguos adoraban al Sol, cuando le rendían culto, no se referían propiamente al Sol físico. No, se le rendía culto al Sol Espiritual, al Sol de la media noche, al Cristo Sol. Incuestionablemente, es el Cristo Sol quien debe guiarnos en los Mundos Superiores de Conciencia Cósmica. Todo místico que aprende a funcionar fuera del cuerpo físico a voluntad, es guiado por el Sol de la Medía Noche, por el Cristo Cósmico”.
“Es necesario aprender a conocer los movimientos simbólicos del Sol de la Media Noche. El es quien guía siempre al Iniciado, él es quien nos orienta, él es quien nos indica lo que debemos y no debemos hacer. Estoy hablando, pues, en el sentido esotérico más profundo, teniendo en cuenta que todo Iniciado sabe salir del cuerpo físico a voluntad (que eso de no saber salir a voluntad, eso es propio de principiantes, o de gentes que hasta ahora están dando los primeros pasos en estos estudios). Desde que uno, pues, está en la senda, tiene que guiarse por el Sol de la Media Noche, por el Cristo Sol, aprender a conocer sus señales, sus movimientos. Si uno lo ve, por ejemplo, hundirse allá en el ocaso, ¿qué nos está indicando? Sencillamente, que algo debe morir en nosotros. Si uno lo ve surgir por el Oriente, ¿qué nos dice eso? Que algo debe nacer en nosotros. Cuando salimos bien en las pruebas esotéricas, él brilla en toda su plenitud (en el horizonte). El Señor nos orienta en los mundos superiores, y uno tiene que aprender, pues, a conocer sus señales”.
“Dubui y muchos otros, han estudiado el maravilloso acontecimiento de la Navidad. NO HAY DUDA (Y ESO LO RECONOCE DUBUI) DE QUE TODAS LAS RELIGIONES DE LA ANTIGÜEDAD CELEBRARON LA NAVIDAD. Así como el Sol físico avanza hacia el Norte, para dar vida a toda la creación, así también el Sol de la Media Noche, el Sol del Espíritu, el Cristo Sol, nos da vida si nosotros aprendemos a cumplir con sus mandamientos. En las Sagradas Escrituras, obviamente, se habla del Acontecimiento Solar (y hay que saberlo entender entre líneas). Cada año se vive, en el Macrocosmos, todo el Drama Cósmico del Cristo Sol (cada año repito). Téngase en cuenta que el Cristo Sol debe crucificarse cada año en el mundo, vivir todo su drama de la vida, pasión y muerte, para luego resucitar en todo lo que es, ha sido y será, es decir, en todo lo creado. Así es como todos recibimos la vida del Cristo Sol”.
“También es cierto que cada año el Sol, al alejarse por las regiones australes, nos deja (aquí en el Norte) tristes, pues él va a dar la vida a otras partes. Las noches largas del invierno son fuertes; en tiempo de Navidad, los días son cortos y las noches largas. Vamos reflexionando en todo esto y conviene que entendamos lo que es, ciertamente, el Drama Cósmico. Se hace necesario que en nosotros también nazca el Cristo Sol (él debe nacer en nosotros)”..
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