jueves, 28 de agosto de 2014

EL TABACO, ¿PASATIEMPO INOCENTE O HÁBITO FATAL?


Numerosos experimentos han demostrado que el fumar ocasiona inmediatamente una disminución del calibre de las arterias y las venas de los miembros, especialmente las de los pies y las manos. Una consecuencia es la marcada tendencia del descenso de la temperatura de la piel, la que disminuye, a nivel de los dedos de 3º a 8º centígrados. Además ocasiona un aumento de la presión arterial, generalmente en los que ya la tienen elevada.

Los fumadores son atacados por una enfermedad llamada Leo Buerger o Tromboangeitis Obliterante que se caracteriza por una obstrucción progresiva de los vasos sanguíneos, especialmente en las piernas, que se requiere la amputación de las mismas si no se deja de fumar y si no se atiende a tiempo.

Los latidos del corazón aumentan de 10 a 30 en las personas acostumbradas a fumar, y palpitaciones e irregularidades en las contracciones del corazón (arritmia). En la mayoría de los enfermos con angina de pecho o infarto de miocardio (dolencias en que se hallan afectadas las coronarias), el uso del tabaco provoca o agrava los síntomas. Debido a las diversas substancias irritantes del humo del tabaco y a la acción directa de la Nicotina misma, produce una acción terrible sobre el aparato digestivo. Con frecuencia se observa contracción del colón, vómitos y diarrea en las personas no acostumbradas. En el estómago la pérdida del apetito y un exceso de acidez gástrica, cuestión que se agrava en las personas que tienen el estómago o el duodeno ulcerado o irritado. Produce irritación en la mucosa de la nariz, laringe, faringe, tráquea y los bronquios, aumentando la secreción de mucus y deprimiendo el trabajo de las cilias que ayudan a limpiar las vías respiratorias. 

El Instituto de Medicina Experimental para el Estudio y Tratamiento del Cáncer, de Buenos Aires, ha revelado a través de Investigaciones, que el cáncer de la lengua y del piso de la boca, así como del pulmón, son muchísimo más frecuentes en los fumadores; incluso hay formas de cáncer en el pulmón que aparecen casi exclusivamente en los que fuman. 

Este es el motivo por el cual las autoridades sanitarias de Estados Unidos de Norteamérica, Inglaterra y la Organización Mundial de la Salud (O.M.S.) han dado la voz de alarma para conseguir la disminución del uso del tabaco trayendo como consecuencia la disminución también de los cánceres de los pulmones. El cáncer de labio puede observarse en personas que no fuman, pero es mucho más frecuente en los que lo hacen. Estos cánceres se producen al quemarse el tabaco que tiene una acción irritante debido a la nicotina, que contiene, entre otros, el Benzopireno. Está perfectamente demostrado si una embarazada fuma un cigarrillo se produce un aumento en las palpitaciones del niño de 5 a 10 por minuto, y ésto dura unos 15 minutos.

Las madres que amamantan cuando ellas fuman, pasa nicotina a la leche lo cual desafortunadamente, daña a las criaturas que toman esa leche contaminada. Es muy frecuente observar disminución de la fineza del sentido del gusto y olfato en la persona fumadora; sobre la vista, además del frecuente efecto irritante del humo sobre la conjuntiva, también se observa afecciones en la retina; y la lesión de los nervios ópticos (Ambliopía Nicotínica) que casi siempre termina en ceguera. 

El tabaco ensucia, afea, daña los órganos del cuerpo, acorta la vida y hace gastar inútilmente un dinero que hace falta para atender las necesidades de la familia. Por lo tanto, fumar cigarrillos, cigarros o pipas, en modo alguno es algo inocente, sino un hábito fatal. Lo peor de todo ésto es que ignoramos el secreto de esta desgracia de llevar a cuesta este hábito mortal, y sin embargo estamos convencidos que éste nos da status, que nos permite ponernos en contacto con gentes y circunstancias maravillosas; somos tontos en un ciento por ciento; pensamos que podemos desenvolvernos extraordinariamente mediante este hábito.

Infortunadamente detrás de ese falso sentimiento se esconde la cruda realidad de los hechos: no existe razón de peso como para jactarnos de ser seres libres, siempre somos esclavos de los vicios, metidos en un callejón sin salida, convertido en una pobre víctima del fumar. Este hábito hace parte de la gama interminable de "YOES" animalescos que controlan nuestro cerebro y los centros capitales, convirtiendo a nuestra personalidad en un títere que recibe órdenes fonográficas y fotográficas para saciar sus sensaciones a costa de nuestra salud...


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