“Todo el Drama Cósmico, en sí mismo, es extraordinario, maravilloso y se inicia en verdead con la Navidad del Corazón. Él tiene que huir a Egipto, porque Herodes manda a matar a todos los niños (pero todo esto es completamente simbólico).Se dice (en un Evangelio Apócrifo) que Jesús, que José que María hubieron de huir a Egipto y permanecieron varios días viviendo debajo de una higuera de la cual salía un manantial de agua purísima (todo eso hay que entenderlo, esa higuera representa siempre al sexo). Que se alimentaban con los frutos de esa higuera. Son los frutos del Árbol de la Ciencia del bien y del mal. Y el agua purísima que salía de esa higuera es nada menos que las Aguas de Vida de las que menciona el Evangelio Crístico, el Mercurio de la Filosofía Secreta.
Del degollamiento de los inocentes se ha escrito mucho. Nicolás Flamel, dejó grabado en las puertas del cementerio de París escenas sobre el “degollamiento de los inocentes”, lo cual es también simbólico y alquimista! Todo Iniciado tiene que pasar por el degollamiento, es decir por la muerte de sus “yoes” o defectos psicológicos (eliminar la ira, codicia, envidia, pereza, lujuria, gula, orgullo, etc., etc. La sangre que emana del degollamiento es el Fuego Sagrado con el cual debe purificarse el Iniciado. Todo eso es esotérico; nada de eso se puede tomar a la letra muerta…”
Recordemos en la Mitología Griega a Perseo y la Medusa, Perseo representa el Iniciado en los Misterios de la Transformación; lo grosero y vil que hay en nosotros es la Medusa, ella representa al Yo psicológico, nuestros consabidos errores, o yoes, llamados también defectos psicológicos. Perseo es el Héroe que anhela, puede y debe extirpar de manera definitiva y radical a esos Demonios Rojos de Seth como los denomina la Cultura Egipcia.
Ese Héroe es nuestro Cristo Intimo Particular que nace, crece y se desarrolla siguiendo el Camino de Vida, Pasión, Muerte, Resurrección Ascensión hacia el Padre que está en Secreto.
Este Camino se recorre cumpliendo con los Tres Factores de la Revolución de la Conciencia:
* Eliminar los defectos de nuestro interior psicológico, empleando la didáctica de la muerte
del “yo”.
* Formar los Cuerpos celestiales de los que menciona San Pablo.
* Sacrificarnos por nuestros semejantes señalándole el camino de la Salvación.
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