domingo, 7 de abril de 2013

SACRIFICAR EL DOLOR PARA DESPERTAR LA CONCIENCIA POR: SAMAEL AUN WEOR


Voy a decirles a ustedes una gran verdad: el dolor, ciertamente, se sacrifica auto­ explorándolo y haciéndole la disección.

¿Qué hacer para sacrificar un dolor? ¿Cómo renunciar al dolor que nos ha producido un sufrimiento? Hay una forma de hacerlo. ¿Cuál? La Auto-reflexión Evidente del Ser: La Auto-exploración de si mismo.

Cuando uno llega a la conclusión que son los "Yoes" los nos provocan todos los sufrimientos (como perder un dinero, ser despedido del trabajo, ser humillado, ser traicionado por un amigo o por el cónyuge, etc., etc.), entonces se concentra uno en la Divina Madre Kundalini y Ella desintegrará esos "Yoes". Cuando se ha desintegrado el "Yo", el sufrimiento termina. Al terminar queda la Conciencia libre; entonces, mediante el sacrificio del dolor, aumenta la Conciencia, se adquiere la fortaleza.

Habiendo llegado a la conclusión que son los "Yoes" los que nos están ocasionando el dolor o el sufrimiento, debemos trabajar para desintegrarlos y el dolor desaparecerá, quedará eliminado. ¿Por qué? Porque se ha sacrificado, y eso trae un aumento de la Conciencia, pues aquellas energías que estaban involucradas en el dolor, quedan liberadas. Esto trae no solamente la paz del corazón tranquilo, sino que además trae un aumento de la Conciencia; eso se llama "sacrificar el dolor".

Pero la gente es capaz de todo, menos de sacrificar sus dolores, y resulta que los máximos dolores son los que brindan a uno las mejores oportunidades para el despertar de la Conciencia.

La gente es capaz de sacrificarlo todo, menos el dolor: quieren mucho sus propios sufrimientos, los idolatran; he ahí el error.

Aprender a sacrificar uno sus mismos dolores, es lo interesante para despertar Conciencia. Claro, no es cosa fácil, el Trabajo sobre sí es duro y va contra uno mismo; es algo muy duro, no es muy dulce, pero sí vale la pena ir uno contra sí mismo, por los resultados que se van a obtener al despertar.

¿Qué es un Maestro de la Fraternidad Universal Blanca? Sólo se alcanza semejante estatura mediante sucesivos despertares de la Conciencia, y no se puede llegar a los sucesivos despertares de la Conciencia, sin aprender a sacrificar los propios sufrimientos. Porque, en realidad de verdad, cada vez que uno sacrifica un sufrimiento, se adquiere más fortaleza psicológica.

Sacrificar el dolor: esa es la clave más extraordinaria que hay, para ir logrando el despertar de la Conciencia. Esos sucesivos despertares, a su vez van, dijéramos, acrecentando o intensificando el desarrollo de la Razón Objetiva, que pertenece a la Mente Interior profunda.

Hay que ir despertando la Conciencia, y conforme uno va despertando la Conciencia, va pagando Karma y lo va pagando, si uno, por ejemplo, se hace consciente del dolor que le produjo un negocio mal hecho. Supongamos, por ejemplo, que descubre que el "Yo" del egoísmo estaba allí activo; entonces lo desintegra y paga Karma; o si descubre que el "Yo" de la ambición estaba allí activo, paga Karma al desintegrarlo. Obviamente, si las gentes aprovecharan hasta el más ínfimo suceso de su vida para sacrificar el dolor, a la hora de la muerte desencarnarían con la Conciencia lúcida, despierta y completamente libres de Karma.

Ahora, en la práctica hemos podido evidenciar que realmente los demás no son los que nos producen a nosotros los dolores, los sufrimientos. Los sufrimientos los provocamos nosotros mismos. Por ejemplo, supongamos que a uno de ustedes un ladrón le roba su cartera. Al saberlo exclamarán: "¡Me acaban de robar, he perdido mi dinero!" Luego viene la angustia: "¡Quedé sin dinero! ¿Y ahora qué voy a hacer?" Pero vamos a ver: ¿el ladrón nos produjo el dolor o quién? Ustedes dirían que el ladrón, pero si se auto-exploran, descubrirán que dentro de ustedes está el "Yo" del apego al dinero, o del apego a la cartera y detrás puede estar también el "Yo" del temor que exclama; " ¿Y ahora qué haré sin dinero?" De manera que allí están el "Yo" del apego y el "Yo" del temor; esos "Yoes" producen angustia. Pero si uno a través de la meditación comprende que el dinero es pasajero, que las cosas materiales son vanas e ilusorias; si se hace consciente de esa verdad, si esa verdad no queda simplemente en el intelecto, sino que pasa a la Conciencia; si llega uno a comprender que estaba apegado a su cartera y a su dinero, si llega uno a comprender que tiene temor de verse sin dinero frente a los problemas de la vida, entonces se propone, naturalmente, acabar con esos dos "Yoes": el del temor y el del apego.

Cuando uno dice: "Voy a sacrificar el dolor, porque éste es vano e ilusorio", y le hace la disección a ese dolor y llega a comprender que en realidad es vano e ilusorio (porque una cartera o el dinero son puras sandeces); termina entonces desintegrando el "Yo" del apego al dinero y el "Yo" del temor. En esa forma se sacrifica el dolor y éste desaparece. Al llegar a estas alturas, viene a darse cuenta quién era en verdad el que le estaba provocando el dolor, que no fue el ladrón el que le estaba produciendo el dolor, sino el "Yo" del apego a las cosas materiales y el "Yo" del temor. Y lo viene a comprobar después que sacrifica el dolor, después de desintegrar los "Yoes" del temor y del apego; entonces comprende que las causas del dolor las lleva uno dentro de sí mismo, no fuera de sí mismo.

Indubitablemente, si uno no sacrifica el dolor, no será feliz jamás.
















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