martes, 1 de enero de 2013

La mujer en el plan de Dios



El Génesis hebraico dice que Dios creó al “Adán” —hombre en hebreo-, utilizado aquí en el sentido de una raza de seres andróginos, pues dice el texto: “Hagamos al hombre a imagen y semejanza de Dios. Varón y Hembra los formó”; o sea, formó al hombre y a la mujer al mismo tiempo. Luego bendijo a ambos, y los invitó a procrear en igualdad de condiciones y les otorgó idéntica potestad sobre los demás seres vivientes. 
  
Aparentemente, el hombre aparece en primer lugar, lo que por deducción sin reflexión, le da un puesto de preeminencia. Pero olvidamos que tanto el varón como la mujer fueron colocados sobre el tapete de la existencia en el mismo lugar y al mismo tiempo. El hombre no fue primero que la mujer ni la mujer primero que el hombre. De eso no hay necesidad de dar más explicación porque el texto bíblico es absolutamente claro.  
         
Más tarde viene la separación de los sexos. Y es aquí donde las gentes no capturan el sentido del segundo relato de la Creación. Pues parece que la mujer nace al final del proceso y de una costilla del macho, lo que suponen algunos una posición de dependencia. 

Pero, ¿si la mujer había sido creada junto con el varón? Entonces, ¿por qué se piensa que Dios la creó con el papel de servidumbre que ello implica? ¿Por qué muchos sugieren que la mujer queda en una clara situación de desventaja si el Génesis hebraico consagra la 
igualdad entre géneros?
         
Para el Gnosticismo Universal y de igual forma, para las primeras religiones cristianas, a excepción de la Iglesia de Roma, la mujer cumple un papel protuberante en el Plan Divino, porque la mujer es la madre, la compañera y la hija del varón, es decir, nacemos de una mujer, nos desposamos con una mujer y de ese matrimonio podemos tener hijas. 
         
 El V. M. SAMAEL AUN WEOR, sobre la mujer,dice: “La mujer tiene el poder único: formar a las criaturas dentro de su matriz”.  
         
“Todos esos grandes hombres que han descollado en la historia: Un Krishna en el Indostán, un Buda, un Hermes  Trismegisto, un Jesús de Nazareth, un Francisco de Asís, un Antonio de Padua, etc., etc., ¿dónde se formaron? ¿En el aire acaso? ¿Quién les dio esa figura”?  
         
“Hombres tan grandiosos que han surgido en todas las épocas, ¿de dónde salieron? Esos que libertaron naciones: Un Morelos en México, o un Hidalgo; un Bolívar en los países de Suramérica, ¿de dónde salieron? ¿Cuál es su origen?”  
         
“Muy masculinos, muy inteligentes, muy geniales, ¡pero salieron de un vientre femenino! Fue la mujer la que los formó en su vientre, la que les dio la vida, la que  los puso sobre el tapete mismo de la existencia”.  
         
“Por eso fue que sabías mujeres se dirigieron a Jesús de Nazaret y le dijeron: ¡Bendito el vientre que te formó y los pechos que te  alimentaron!”.  
         
“Así pues que los varones no tenemos de qué enorgullecernos, porque por mucha sapiencia que tengamos, por mucha erudición o capacidad intelectual que hayamos adquirido, nos formó una mujer en su vientre, nos dio la vida y nos puso sobre el tapete mismo de la existencia”.  
         
“Veamos pues que la mujer puede transformar al mundo si así lo quiere. ¡Tiene en sus manos la llave del poder! Hasta la misma biología masculina puede ser controlada por la mujer, y de hecho la mujer controla las actividades biológicas del varón. Tiene ese poder extraordinario, formidable”.  
        
“Entonces ella lo único que tiene que hacer, es retener esa energía prodigiosa del Tercer Logos (El Espíritu Santo). No dejarla escapar, no permitir que se funda entre las corrientes universales”.  
         
“Por eso es que la mujer casada, en la cópula química o metafísica, viene a asumir una actitud edificante y esencialmente dignificante”.  
         
“Desgraciadamente la gente de la época moderna, la actual humanidad ha perdido el sentido del  verdadero amor. Las mujeres modernas (actuales) deben volver a la sapiencia antigua, deben empezar por educar al varón”. 
         
“El sexo es  sagrado en un ciento por ciento. Ustedes  (las mujeres) deben  enseñarle al varón la veneración, el amor y el respeto al sexo”.  
         
“Si la mujer así actúa, podría transformar al mundo en forma definitiva. Todo el secreto consiste en retener esa energía maravillosa que fluye en la flor, en el ave, en el pez, en el hombre”.  
         
“No dejarla escapar. Repito: Eso es posible si la mujer evitara siempre llegar a la consumación del acto sexual, si ella aprendiera desde un principio a evitar el orgasmo fisiológico-biológico como se diría en la medicina, en biología. Así se transformaría, así se purificaría, así originaría en ella sentidos novísimos de perfección ultra- nsorial que le darían acceso a la  dimensión desconocida”.  
         
“Así empezaría la mujer a adquirir una nueva inteligencia que la permitiría orientar a sus hijos sabiamente. No deben olvidar ustedes, que la mujer debe ser también, además de Madre, Educadora de sus propios hijos. ¡Ella está llamada a educar a sus hijos!”.  
         
“Yo creo, pienso, es mi concepto, de que la madre está llamada a darle a su hijo la  primera educación. En modo alguno me parecería correcto, que fuese el Kinder el llamado a dar las primeras nociones de cultura a la criatura que ha nacido”.  
         
“Pienso que es la madre la llamada a eso: Acabar de formar el fruto de sus entrañas.  Más tarde podría tal fruto ir a las escuelas superiores de humanidades o a la universidad;  
pero su educación básica debe empezar en el hogar”.  
         
“La madre es el ángel del hogar, la maestra del hogar, la llamada a educar a sus hijos. Hoy por hoy todo eso se ha perdido”.  
         
“…En tiempos estos decadentes en que nos encontramos, debido a la degeneración del varón, la mujer ha perdido muchas de sus hermosas cualidades”. 
        
 Así pues, la hipótesis de algunos seres anti-humanos de que la Creación establece la subordinación femenina, y que la subordinación es el castigo que Dios impone a la mujer por haber comido primero ella del fruto prohibido, es un paredón sin cimientos. ¿Y qué es  un paredón sin cimientos? Un leve empujón y se cae. Así que hechos son hechos y ante los hechos tenemos que rendirnos: El varón no es más que la mujer ni la mujer más que el hombre. Lamentablemente una corriente doctrinaria, desviados sexuales, odian a la mujer; estos infrasexuales han manipulado el libre pensar de la gente de sexualidad normal y han querido aparecer (incluso en la Biblia con sus alteraciones) que la mujer es inferior al varón; cuando en realidad de verdad el varón debe complementarse con la mujer; y la mujer debe complementarse con el varón… 
  
Así tenemos que el Varón y la Varona son las dos mitades separadas desde el amanecer de la vida; y en el coito, guiados por la sexualidad normal, sin sexopatías o aberraciones sexuales se unen por un instante para crear. Eso es inefable, sublime… Eso es cosa de Paraíso… 

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