Hace 2013 años, nació en un humilde pesebre de Belén el ser más perfecto que haya conocido nuestro globo planetario. Innumerables sectas religiosas se disputan sus enseñanzas, sin haberlas jamás comprendido en sus aspectos altamente trascendentales, filosóficos, científicos y místicos.
El auténtico Cristianismo se fundamenta en los profundos Misterios del Sexo, dentro de los cuales subyace en potencia el Fuego Sagrado del Espíritu Santo. Todo el Cristianismo auténtico tiene sus raíces en la Sagrada “Orden de Melquisedec”, Rey del Fuego, el cual permanece sacerdote por siempre.
Pablo de Tarso dice en su Epístola a los Hebreos, 5: 6: "Tú eres sacerdote eternamente, según el orden de Melquisedec". Así pues, el sacerdocio del Cristo se basa en el orden de Melquisedec.
"Del cual tenemos mucho que decir, y dificultoso de declarar, por cuanto sois flacos para oír". (Hebreos, 5: 11).
En este versículo Pablo se detiene ante el secreto indecible del Gran Arcano, la clave suprema de la Suprasexualidad (La Regeneración). En las épocas de Pablo, el magno supremo secreto de la sexualidad era incomunicable, y por ello se vio en la necesidad de callar.
"Porque debiendo ser ya Maestros a causa del tiempo, tenéis necesidad de volver a ser enseñados cuales sean los primeros rudimentos de las palabras de Dios; y habéis llegado a ser tales que tengáis necesidad de leche y no de manjar sólido" (Hebreos, 5: 12).
Los primeros rudimentos de la palabra de Dios se fundamentan en el Suprasexo, mas en tiempos de Pablo había necesidad de leche y no de manjar sólido. No habían llegado los tiempos de enseñar públicamente la Suprasexualidad; la humanidad se hallaba todavía en estado infantil.
La vianda firme, sólo se puede dar a aquellos que ya conocen el bien y el mal. “¡Mas la vianda firme es para los perfectos, para los que por la costumbre tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal! (Hebreos, 5: 14). Claro, ni hoy en día la humanidad tiene bien ejercitados los sentidos en el conocimiento del bien y del mal; los miembros de todas las religiones necesitan de leche porque no son capaces de digerir el manjar sólido.
Cuando descorremos la sabiduría de Melquisedec ante las atónitas miradas de millones de seres humanos, para enseñarles los sagrados Misterios del sexo, éstos nos consideran malvados. "Porque este Melquisedec, rey de Salero, sacerdote del Dios Altísimo, el cual salió a recibir a Abraham que volvía de la derrota de los reyes, y lo bendijo. Al cual así mismo dio Abraham los diezmos de todo, primeramente él se interpreta Rey de justicia; y luego también Rey de Salem, que es Rey de paz. Sin padre, sin madre, sin linaje; que ni tiene principio de días, ni fin de vida, mas hecho semejante al Hijo de Dios, permanece sacerdote para siempre" (Hebreos, 7: 1-3). Ese sacerdocio de Melquisedec: es la Sabiduría (la Auto-Gnosis) del Cristo. Es el Misterio del Sexo.
"Tú eres sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec". La redención está exclusivamente en el sacro acto sexual. Hay que transmutar el “agua en vino” (el primer milagro que realiza Jesús de Nazareth por petición de su Divina Madre Íntima), para levantar la serpiente metálica (el Mercurio de los Sabios) sobre la vara (la columna vertebral), tal como lo hizo Moisés en el desierto. El agua (semen o primer mercurio) ha de transmutarse en Energía Crística, en el Vino de luz del alquimista.
Hay necesidad de formar a Cristo en nosotros y ello solamente es posible trasmutando el “agua en vino”, dentro de nuestro maravilloso laboratorio orgánico.
Inútilmente habrá nacido Cristo en Belén, si no nace en nuestro corazón también. Hay necesidad de que nazca en nosotros el CRISTO, es urgente que la Estrella de Belén resplandezca sobre nosotros para anunciarnos el nacimiento de ese CRISTO entre las vivas profundidades de nuestra Conciencia.
Aquel que venció todas las tentaciones, es el único que puede darnos valor y poder suficiente como para resistir con heroísmo a todas las tentaciones. Pero hay necesidad de formar a CRISTO en nosotros. Es indispensable que nos cristifiquemos para lograr la unión con el PADRE.
"Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas". En estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, al cual constituyó heredero de todo, por el cual asimismo hizo el Universo. "Hecho tanto más excelente que los ángeles, cuanto alcanzó por herencia más excelente nombre que ellos".
"Porque ¿a cuál de los ángeles dijo Dios jamás: mi hijo eres tú, hoy yo te he engendrado? Y otra vez; ¿yo seré él Padre y él será mí Hijo? (Hebreos, 1: 1-5). Cristo, es el resplandor de la gloria del Padre, que sustenta todas las cosas con el poder maravilloso de su Verbo.
Existe el Cristo histórico, existe el Cristo en sustancia, y existe el Cristo Líquido.
Son tres modos de expresión del Hijo, el CRISTO-CÓSMICO, que vino al mundo para redimirnos mediante el fuego. La sustancia Crística inunda todos los espacios Infinitos y está sujeta a la sístole y diástole de todos los Soles del infinito. La sustancia Crística es el mediador entre el Espíritu Puro Universal, o el Reino del Padre y el mundo de la materia.
Sería imposible que el gran Espíritu universal de vida pudiera cristalizar sus ideaciones cósmicas, si no existiera la sustancia Crística. Esa sustancia plástica maravillosa refleja el poder, la gloria y el esplendor del PADRE. Todo el Ejército de la Voz; todos los miembros de la Sagrada Orden de Melquisedec, son tan sólo componentes del Cuerpo del Cristo.
¿Quién ha comprendido la Enseñanza Crística en sus aspectos altamente filosóficos, científicos y místicos?
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