Vamos reflexionando en todo esto del Drama Crístico y conviene que entendamos lo que es. Se hace necesario que en nosotros también nazca el Cristo (Él debe nacer en nosotros).
En las Sagradas Escrituras se habla claramente de BELÉN y de un ESTABLO donde Él nace. Ese Establo está dentro de nosotros mismos, aquí y ahora. Precisamente, en ese “establo interior” moran los animales del deseo, todos esos “Yoes” pasionarios que cargamos en nuestra psiquis; eso es obvio.
En cuanto a Belén, es un nombre psicológico o esotérico. En tiempos en que el Gran Kabir Jesús vino al mundo, la aldea de Belén no existía. De manera que eso es completamente simbólico.
“Bel” es una raíz caldea que significa “Torre del Fuego”. De manera que, propiamente dicho, “Belén” es “Torre del Fuego”... Así pues, Belén es simbólica, completamente. Todo el simbolismo relacionado con el nacimiento de Jesús, es alquimista y cabalista.
Se dice que tres REYES MAGOS vinieron a adorarle, guiados por una ESTRELLA. Ese pedazo no se podría entender, francamente, si no se supiera de Alquimia, porque es alquimista. ¿Cuál es esa estrella y cuáles son esos Reyes Magos? Esa Estrella no es otra que la del Sello de Salomón, la Estrella de las seis puntas, símbolo del Logos Solar. Obviamente, el triángulo superior representa al azufre, es decir, al fuego. Y el inferior al mercurio, al agua. Pero, ¿a qué clase de agua se refieren los alquimistas? Dicen ellos: “Al agua que no moja”, o en otros términos, al esperma sagrado.
Indubitablemente, mediante la transmutación de las secreciones sexuales, se elabora esa agua extraordinaria, las “aguas puras de Amrita”, el Mercurio de la Filosofía Secreta. Quiere decir que el fuego sagrado, el fuego del Espíritu Santo, debe en nosotros fecundar a la materia caótica, para que surja la vida; debe fecundar al mercurio de la filosofía secreta. Con el mercurio, fecundado por el azufre, podemos fabricar los Cuerpos Existenciales Superiores del Ser. De manera que si no entendiéramos esto, no entenderíamos tampoco el Sello de Salomón, ni la Estrella, pues, que se apareció a los Reyes Magos.
Los tres Reyes Magos que vinieron a adorar al niño, representan los colores de la Gran Obra. El primer color es el negro. Cuando estamos perfeccionando un cuerpo, está simbolizado eso por el cuervo negro de la muerte: es aquel Rey Mago de color negro. Entonces estamos pasando por una muerte: la muerte de todos nuestros deseos y pasiones, etc., etc., en el Mundo Astral.
La paloma blanca sigue después; es decir, en el momento en que ya, habiendo desintegrado todos los “Yoes” del Mundo Astral. Ese es el segundo de los Reyes, el Rey Blanco. Y si se ha avanzado mucho, hacia la perfección del Cuerpo Astral y apareciera el color amarillo en el mismo, se tiene derecho a usar la túnica amarilla. Es entonces cuando aparece el águila amarilla y esto nos recuerda al tercero de los Reyes Magos, el de raza amarilla.
Por último, la corona de la obra es la púrpura. Cuando un cuerpo, sea el Astral, el Mental o el Causal, etc., ya es de oro puro, se recibe la púrpura de los reyes (porque se ha triunfado) y es esa la púrpura que todos los reyes llevan sobre sus hombros. De manera que allí ven ustedes que los tres Reyes Magos no son, como muchos creen, tres personas. ¡No señor: son los colores fundamentales de la Gran Obra y el Jesucristo es íntimo, vive adentro! JESÚS, en hebreo, es Jeshúa y Jeshúa es Salvador y como Salvador, nuestro Jeshúa particular tiene que nacer en este establo que llevamos dentro, para realizar la Gran Obra.
El Gran Maestro debe surgir, pues, en el fondo de nuestra Alma, de nuestro Espíritu.
En el Evangelio aparecen las MULTITUDES, pidiendo la crucifixión del Señor. Esas multitudes no son de ayer, de un remoto pasado; son nuestros famosos Yoes.
En cuanto a los TRES TRAIDORES, ya sabemos que en el Evangelio Crístico Judas, Pilato y Caifás...
¿Quién es JUDAS? El Demonio del Deseo: Cambia al Cristo Intimo por treinta monedas de plata, 3 + O = 3. Esa es la alusión cabalística. Es decir, lo cambia por las cosas materiales, por la moneda, por los licores, por el lujo, por los placeres animales, etc., etc., etc. (lo vende).
¿Quién es PILATO? El Demonio de la Mente. Ese siempre se lava las manos, nunca tiene la culpa (jamás), para todo encuentra una evasiva, una justificación, jamás se siente culpable. Realmente, todo defecto psicológico que nosotros poseemos en nuestro interior, vivimos siempre justificándolo, jamás nos creemos culpables.
Hay personas que lo han dicho: “Yo creo que soy una persona buena: Yo no mato, yo no robo, yo soy caritativo, yo no soy envidioso”, es decir, un “dechado de virtudes”: perfecto, según ellos.
¿Quién es CAIFÁS? El demonio de la mala voluntad. Caifás, pues, es de lo más sucio que hay. Estos tres traidores llevan al Cristo íntimo al suplicio. Piensen, por un momento, al Cristo Intimo en el fondo de cada uno de ustedes, al dueño de todos sus procesos mentales y emocionales, luchando por salvar a cualquiera de ustedes sufriendo horriblemente y sus propios “Yoes” (de ustedes) protestando contra, él, blasfemando, poniéndole la corona de espinas, azotándolo... Bueno, esa es la cruda realidad de los hechos: es el Drama Cósmico, vivido internamente.
El DEGOLLAMIENTO DE LOS INOCENTES: Todo Iniciado tiene que pasar por el “degollamiento”. Pero, ¿qué es lo que tiene que degollar, en uno, el Cristo Intimo? Pues, sencillamente, debe degollar el Ego, el “Yo”.
¿Y la sangre esa, que emana pues del degollamiento? Es el fuego, es el fuego sagrado, con el que tiene el Iniciado que purificarse, limpiarse y blanquearse. Todo eso es esotérico, en gran manera; nada de eso se puede tomar a la letra muerta. Luego vienen los fenómenos milagrosos del Gran Maestro:
CAMINABA SOBRE LAS AGUAS: Sí, sobre las aguas de la vida tiene que caminar siempre el Cristo Intimo....
Abrir la VISTA DE LOS QUE NO VEN, predicando la palabra, para que vean la luz...
ABRIRLE LOS OÍDOS A LOS QUE NO TIENEN OÍDOS, para que escuchen la palabra (cuando el Señor ha crecido en el Iniciado, tiene que tomar la palabra y explicarle a otros lo que es el camino).
LIMPIAR A LOS “LEPROSOS: Todo el mundo está “leproso”; no hay nadie que no esté “leproso”; esa “lepra” es el Ego, el “Yo” pluralizado; esa es la epidemia que todo el mundo lleva adentro: la lepra de la cual debemos ser limpios.
Todos están PARALÍTICOS, no caminan todavía por la senda de la auto-realización. Es que el Hijo del Hombre debe, pues, sanar a los “paralíticos”, para que éstos echen a andar, rumbo hacia la montaña del Ser.
Los tres clavos de la cruz, significan que necesitamos pasar por TRES PURIFICACIONES, a base de hierro y fuego (1ª. 2ª. y 3ª. Montaña). Necesitamos pasar por las tres purificaciones, a base de hierro y fuego, antes de conseguir la resurrección. De lo contrario, no sería posible lograr la Resurrección. El que resucita, se transforma radicalmente, se convierte en un Dios Hombre, en un hierofante de la talla de un Buda, o de un Hermes, o de un Quetzalcóatl, etc. Así que, hay que hacer la Gran Obra.
La palabra INRI dice demasiado, es el fuego. Realmente, no se podrían entender los cuatro Evangelios, si uno no estudia la Alquimia y la Cábala, porque son alquimistas y cabalistas; eso es obvio.
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