jueves, 24 de noviembre de 2011

CONTROL DE FECUNDACIÓN POR JOHN NOYES


Jhon Humprey Noyes descubrió desde hace más de un siglo un método de control de fecundación, lo puso a prueba y realizó así uno de los experimentos más significativos de la humanidad, en asuntos eugenésicos en los tiempos modernos. Empero, ¿qué es el nuevo descubrimiento de control de nacimientos de Noyes y cómo llegó a descubrirlo? Ocurrió de la siguiente manera: 

Noyes contrajo matrimonio en el año de 1838 y vivió en la rutina matrimonial acostumbrada hasta 1844. Fue durante este período cuando por una experiencia demasiado dolorosa, hubo de dedicarse al estudio de cuestiones sexuales; estudio que lo condujo al descubrimiento del método que tanto bien puede hacer a la humanidad. 

En el transcurso de los primeros seis años, su esposa pasó por las agonías de cinco partos, de los cuales cuatro fueron prematuros; sólo un niño vivió. Noyes investigó por todos los medios a su alcance la posibilidad de evitar la concepción. 

Le era conocido el antigua método de Onán (retirada), lo mismo que las advertencias francesas de la anticoncepción; pero considerando ambos como altamente nocivos para la salud, se decidió a no usarlos. Después de la última desgracia, él empeñó su palabra a su esposa de que jamás volvería a exponerla a dolores infructuosos. Resolvió vivir separado de ella antes de que faltara a su compromiso. Tal era su situación en 1844. 

Entonces empezó a llegarle la idea de que es posible gozar de la asociación sexual sin exponer a la mujer a los peligros de la fecundación. Meditaba sobre la manera de experimentar el necesario gozo sexual sin la descarga seminal. Entonces concibió la idea de que los órganos sexuales tienen dos funciones: 

Una procreativa que encierra el orgasmo y por lo tanto la eyaculación, y la otra de carácter afectivo meramente, la cual no requiere la conclusión del acto procreativo. 

Pero pensaba él, debería ser posible separar estas dos funciones y reservar cada una de ellas para su momento oportuno. Experimentó con esta idea y encontró que no era tan difícil el control de sí mismo, que era lo indispensable, y que el gozo aumentaba. 

También pudo comprobar que las experiencias de su esposa eran muy satisfactorias, tanto como nunca anteriormente y más que todo evitó la fecundación involuntaria. Este nuevo descubrimiento según él, fue la "Gran liberación". Comunicó sus experiencias a un amigo y él también comprobó igual satisfacción. 

Durante dos años se dedicó a experimentar y a estudiar los detalles esenciales y los aspectos del nuevo descubrimiento. Por fin lo anunció al mundo en un folleto titulado "Continencia Masculina o Dominio de Sí Mismo en el Coito". 

Las ideas esenciales que Noyes presentó en su folleto fueron las siguientes: 

Hay dos métodos de unión sexual; el primero es el acto animal de la copulación, que conduce necesariamente a la fecundación; el segundo es de carácter netamente afectivo, inhibe la eyaculación y preserva naturalmente del embarazo. 

Hay un gravísimo error en confundir estos métodos; el primero debe reservarse para su misión natural, para sus fines legítimos: la concepción. Cuando no se desea la concepción no se debe celebrar el acto particular destinado a efectuarla. Sin embargo, puede efectuarse la unión sexual que produce un alegre intercambio de magnetismo, que puede sostenerse sin llegar al orgasmo. 

El arte de inhibir el orgasmo pueden adquirirlo y cultivarlo todos los que realmente lo deseen; el medio seguro consiste en no seguir con el ímpetu de la excitación inicial, porque en estas circunstancias sí es peligroso evitar el orgasmo, puesto que éste sobreviene cuando las arterias y las venas de los órganos sexuales están repletas, con el aflujo de sangre. De ahí puede deducirse que si se logra dominar el impulso nervioso, evitando el aflujo de sangre a dichos órganos, no se secretará fluido seminal. 

Los deseos sexuales son causados por la presión de la sangre extra en dichos órganos generadores y por la presión del fluido seminal acumulado, lo cual queda demostrado por el hecho de que el deseo puede presentarse y desaparecer enseguida y repentinamente produzca ninguna secreción, aparte de que dicho deseo se encuentra presente dentro de la mujer, como en el hombre, y continúa subsistiendo después que las respectivas glándulas han perdido su poder de secreción debido a la vejez. 

La expulsión del semen por el hombre en lugar de ser necesario para el goce carnal, obra en sentido opuesto por su efecto de acabar inmediatamente con la vitalidad y el impulso generador, llevando a fin prematuro las relaciones. 

Reteniendo el flujo seminal se alcanza un grado de placer más intenso, prolongado cuanto se desee y en condiciones de volver a empezar cuando se quiera. 

Después de haberse acostumbrado a la práctica de evitar el orgasmo, es tan sencillo realizar la unión como lo es la que lleva a la concepción. 

Las críticas a este método vinieron de quienes lo intentaron y por falta de voluntad fracasaron. Se enfatiza que sólo es posible realizar la práctica mientras la excitación no sea demasiado violenta y obrando con lentitud no se llega a este fin. A los pocos minutos de haber empezado en la forma indicada comenzará a sentirse una grata y profunda sensación, que envuelve a los seres en un prolongado gozo sexual. 

Noyes reunió a sus partidarios en una comunidad que se estableció en Oneida, en el estado de Nueva York. Allá, más de doscientos cincuenta de sus discípulos practicaron su nuevo método de control de fecundación, por más de treinta años, con cuidadosas anotaciones sobre sus efectos para la salud, su vitalización, el tipo de niños nacidos, etc. 

Los resultados del experimento fueron altamente satisfactorios desde el punto de vista de su eficacia como medida del control de fecundación, resultó superior a todos los otros hasta la fecha propuestos, pues en este grupo citado que no practicó ningún sistema anticoncepcional, ni tuvo en cuenta ningún período, no se presentaron concepciones accidentales durante los treinta años y el número predeterminado de niños consciente y científicamente procreados suben al número de sesenta en tres décadas. 

Abortos no se presentaron y niños degenerados o defectuosos y niños en cualquier sentido, no hubo; por el contrario, fueron física y mentalmente muy superiores a sus padres y varios de inteligencia extraordinaria, verdaderamente genial. 

Estudios médicos comprobaron que a la inversa de la anticoncepción que produce serias perturbaciones, este sistema produce una alta vitalidad, una fuerza de resistencia increíble, una lucidez mental fuera de lo común y procreaciones a voluntad; hijos engendrados con conciencia y amor. 

La mayoría de la humanidad es concebida por placer; esto es, los padres no piensan en esos momentos más que en satisfacer sus necesidades fisiológicas, la criatura que puede resultar como consecuencia de estos momentos de lujuria los tiene sin cuidado. 

Algún escritor colombiano fue duramente criticado porque escribió: 

"mi padre me engendró por placer y mi madre me parió por deber".

y verdaderamente este escritor hablaba con conocimiento de causa...


1 comentario:

  1. excelente :D
    todas las cosas que se pueden lograr con el verdadero amor y la mentalización de lo que se está haciendo

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