domingo, 6 de noviembre de 2011

EL DRAMA CRÍSTICO


El Drama Crístico ocupa el Principal lugar en lo que Conocemos como el Nuevo
Testamento. Para poder Comprender tanto el Drama Crístico como el Nuevo Testamento es necesario tener conocimiento de los Principios Universales Gnósticos, pues,
estos se encuentran escritos “en claves” y por lo tanto sus Enseñanzas escapan a los normales análisis del racionalismo Subjetivo. El Drama Crístico fue escrito por los pocos, por los muy pocos: por los discípulos de las antiguas escuelas cristinas. Por lo inteligente y educado, en el ordinario sentido de la palabra, que un hombre pueda ser, no podrá comprender los Evangelios sin recibir indicaciones especiales y sin tener conocimientos Gnósticos-Cristianos precisos. Es necesario recordar que los Evangelios tanto canónigos como apócrifos (por ejemplo, los de Nag Hammadi) son la única fuente viviente por la que sabemos del Drama Crístico y sus
connotaciones excepcionales. Los Hechos y las Epístolas de los apóstoles, añaden varios datos esenciales, pero también introducen muchas cosas que no se encuentran en los Evangelios y que incluso, contradicen a los Evangelios; como es el caso, entre muchos, de la mujer en la participación de las cuestiones de la Iglesia, que en las Epístolas de San Pablo ocupa un segundo lugar, mientras que en los Evangelios ella está en la misma posición del varón, o sea, la mujer no es menos que el varón, ni el varón menos que la mujer. En todo caso, de las Epístolas no sería posible reconstruir ni la “persona” de Cristo, ni el Drama del Evangelio, ni la esencia de las Enseñanzas Evangélicas. El Drama Crístico fue representado en secreto en las Escuelas antiguas y Colegios Iniciáticos de Babilonia, Caldea, nicia, Egipto, Afganistán, Irak, Irán, Siria, México, Antiguo Perú, etc.,  tc., para transmitir a los Iniciados valiosos conocimientos sobre el Cristo Íntimo, de las diversas formas de expresión del Ser. Allí en esas Escuelas, los Iniciados sabían que cada uno de nosotros debe Convertirse en el Cristo de dicho Drama, si es que realmente se anhela convertirnos en el “Hijo Primogénito de Dios”. Pero este Drama en esas Escuelas, Colegios, Logias, etc., era rigurosamente
representado en secreto, esto es, el pueblo no tenía acceso a él. Sólo un Gran Hombre en el sentido pleno de la palabra, se atrevió a darlo a conocer públicamente, nos referimos en forma enfática al Maestro de Maestro, Jesús de Nazareth. Este Gran Ser enseñó públicamente la Doctrina del Cristo Íntimo. En el Gnosticismo se conoce con lujo de detalles que Jesús de Nazareth perteneció a la secta de los senios, estudió la sabiduría hebraica y tuvo, durante su infancia, a los maestros rabinos: Elchanam y Jehosuah Ben Perachiah. Jesús, en esta desconocida etapa de su vida, aparte de adquirir profundos conocimientos del Zohar, el Talmud y de la Torah, realizó numerosos viajes por Europa, perteneció a una Escuela de Misterios del Mediterráneo y estudió en la pirámide egipcia de Kefrén, demás de viajar por Caldea, Persia, India y el Tíbet. Hay plena documentación de que el Maestro Jesús aprendió el maya en el  tíbet y que hablaba maya. Para prueba de ello tenemos la frases pronunciada en el Gólgota. Es una frase maya que los 
judíos no entendieron, porque no hablaban maya: HELI LAMAH ZABAC TANI. Decían los judíos: A Elías llama, a ver si viene a salvarlo. ¿Cómo le iban a entender? En maya riguroso, "Heli Lamah Zabac Tani" significa: “Me oculto en la pre-alba de tu Presencia”.
Hasta entonces, la Gnosis, la Sagrada Doctrina Crística, se conservaba en secreto dentro de los Misterios Iniciáticos de Egipto, Troya, Roma, Cartago, Eleusis, etc. En estas escuelas sólo podían ingresar a la Iniciación los Sacerdotes de las castas privilegiadas. Allí se impartían las enseñanzas por medio de representaciones teatrales en las que se narraban antiguas leyendas divinas y dramas religiosos, uno de los cuales era el “Drama del Cristo Cósmico”. Jesús representó el drama de la “Pasión Crística” en los templos y más tarde lo entregó de forma pública, sobre las viejas calzadas de Jerusalén, la ciudad querida de los Profetas. De esta forma se abrieron las puertas del Templo a todos los seres humanos. Por lo tanto, la doctrina que el Gran Kabir Jesús enseñó, no la sacó de su propia cosecha sino que es una doctrina cósmica que existió antes de él y seguirá existiendo siempre. El gran hecho de Jesús fue aberla enseñado en forma alegórica o simbólica, en el mundo físico para
que la gente la comprenda. Así, actualmente, algunos autores llegan a entender este hecho, como John Robertson que dice: “El relato evangélico acerca de los sufrimientos de Jesús, leído con atención, produce una impresión algo extraña: como si no fuera una obra literaria sino una representación teatral... Algo así como la escenificación de un acto ritual.” En los siglos siguientes, las Escuelas de Misterios se cerraron en el mundo físico, mas la síntesis de la sabiduría que atesoraban quedó reflejada en la Doctrina entregada por Jesús, que abrió públicamente el sendero de la Iniciación para todos los seres humanos. Todo el Drama de la Vida, Pasión, Crucifixión, Muerte y Resurrección del Cristo viene de
las antiguas religiones arcaicas del pasado y se le conoce en todos los rincones del mundo. Este Drama no es la vida personal de un Hombre. Lo mismo lo vivió Jesús de Nazareth como otros Iniciados cristificados como Hermes Trismegisto, Moisés, Juan el Bautista, Moria, Babají, etc. Realmente, este Drama que enseñó Jesús de Nazaret, es un Drama Cósmico que existe desde mucho antes de la presencia del mundo. Este Drama es conocido en todos los mundos del espacio infinito. Los cuatro Evangelios sólo se escribieron para servir de guía a los pocos que recorren el Camino hacía el Padre que está en secreto. En este Trabajo intervinieron Grupos Selectos de
Iniciados. Jesús de Nazareth vivió el Drama, pero no es el único que lo ha vivido. Antes de Él, algunos Iniciados lo vivieron; en su tiempo otros también lo vivieron, después de Él, algunos otros lo han vivido. Las gentes inconscientes y dormidas solo aceptan el Drama Crístico histórico, que lo llenan de dogmas inquebrantables, al cual le acomodan fácilmente sus códigos de moral torpe y rancia y todos sus prejuicios y condiciones. Las gentes no pueden concebir jamás que cada uno de nosotros pueda vivir el Drama del Cristo Intimo; siendo que el mismo Jesús de Nazareth nos dijo que “Esto que yo he hecho lo podéis hacer vosotros y mucho más”. Las multitudes no
quieren vivir el Drama Cístico sólo se limitan a adorar al Cristo. Cuando se le habla a las multitudes, cuando uno les declara el crudo realismo del Drama Crístico de inmediato recibe uno los calificativos de blasfemo, hereje, malvado, profanador, sacrílego, etc. Así son las multitudes, siempre inconscientes; siempre dormidas. Ahora comprenderemos porqué el Cristo crucificado en el Gólgota exclama con todas las fuerzas de su alma: ¡Padre mío perdónalos porque no saben lo que hacen! En el Drama Crístico está contenida la Doctrina de la Salvación del Alma.

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