“HEMOS CONOCIDO LA DOCTRINA DEL NAZARENO HISTÓRICO, PERO LO IMPORTANTE ES
QUE VOSOTROS TAMBIÉN NOS TRANSFORMEMOS EN NAZARENO”.
El
camino del Gólgota debe ser vivido por cada ser humano que anhela con todas las
fuerzas del Alma, Salvarse; pero caeréis bajo el peso de la cruz muchas veces,
mas no os aflijáis, tened valor y echad la cruz sobre vuestros hombros con
voluntad fuerte y potente, aunque el látigo del dolor os hiera las carnes después
de cada caída.
Al
fin llegaréis al Gólgota solemne de vuestra vida, y la Resurrección hará de
vosotros Hijos de Dios, porque seréis Hijos del Espíritu Santo; esa Fuerza
Sexual que ahora gastáis en vuestras fornicaciones, os enseñará e instruirá con
su omnisciencia en la auténtica Sabiduría de Dios.
La Suprasexualidad es el camino, “conexión
Phalo-Útero sin eyacular el Ens Seminis”, es la clave. Esa clave “es la puerta estrecha y el camino angosto que conduce a la luz, y pocos
son los que lo encuentran”, dijo
el Gran Kabir Jesús.
Amigo lector (a), vuestro Padre que
está en secreto anhela su felicidad, y como no os quiere esclavo, le da libre
albedrío. Su Padre que está en secreto, no tiene culpa que usted se dé, por
ejemplo, un baño de sol y le sobrevenga por ello una insolación, o, ¿qué culpa
tiene su Padre Intimo que usted se tome unas cervezas y luego embriagado, se caiga y
se fracture una pierna?
¿Qué culpa tiene su Dios Intimo que
usted abuse de los alimentos y le dé una indigestión? La violación de toda Ley Natural trae dolor, y
su Padre que está en secreto no es culpable, que usted, su hijo, viole sus
leyes.
Toda acción produce su efecto
inevitable, y las malas acciones producen dolorosos efectos. El ser humano se
vive condicionando diariamente a sí mismo con sus propios actos, y en cada
retorno repite el pasado más las consecuencias buenas y malas de los anteriores
actos, frases, sentimientos y pensamientos.
Nadie nos traza nuestro destino, y los
agentes del Gobierno Mundial, o Señores del Destino, son únicamente los Jueces
de la Ley.
A esta Asociación Gnóstica no le
interesa que creamos en las Enseñanzas,
a ella lo único que le interesa es que las comprendamos; y si no se quieren
comprender, eso se debe a
que no se dispone de tiempo
para estudiarlas, pues todos estamos ocupadísimos en el trabajo de la vida y en
la satisfacción de placeres.
La gente al hablar entre sí, se
interesa sólo por saber si se cree o no en tal o cual cosa. Y las gentes
preguntan así por temor a perder sus propias creencias dentro de las cuales se
hallan enjauladas las mentes de tantos y tantos pseudo-místicos enfermizos,
llenos de pietismo y mojigaterías antiquísimas.
Pero no se trata de creer o no creer
en tal o cual cosa, lo que se necesita es comprender y discernir, usando el
escalpelo de la Auto-crítica, para desnudar las cosas y ver qué es lo que
tienen de real. Las creencias son formas muertas, costras duras, donde se “refugian”
los beatos, los fracasados y los débiles.
“Real” es aquello que uno mismo
experimenta. Nadie puede experimentar raciocinios, ni teorías, ni vana
palabrería insubstancial de charla ambigua. El intelectual, el creyente, juega
con los raciocinios y palabras, como el niño con sus juguetes, pero la piedra
de la Verdad no juega, ella es la base fundamental de la Sabiduría.
La Verdad es Dios, es el Padre de cada
uno de nos que está en secreto; la Verdad no es lo que usted cree o deje de creer,
por eso el Evangelio dice:
“Después que el Padre de familia se
levantare y cerrare la puerta, y
comenzareis a estar fuera, y llamar a la puerta, diciendo: ¡Señor, Señor
ábrenos!; y respondiendo, os dirá: No os conozco de dónde seáis”. Entonces
comenzaréis a decir: Delante de ti hemos comido y bebido, y en nuestras plazas
enseñaste. Y os dirá: “Digo que no os conozco de donde seáis; apartaos de mí todos los obreros de la iniquidad. Allí
será el llanto y el crujir de dientes, cuando viereis a Abraham, a Jacob, a
Isaac y a todos los profetas en el Reino de Dios, y vosotros excluidos” (Lucas
13, 2-28).
Así pues, quienes no vivencien la
Verdad, serán “los obreros de la
iniquidad”. Serán lo que se conoce con
el nombre de “anticristo”.
El Cristianismo Gnóstico nos guía para
la auto revelación. Es el camino de la
auto comprensión, es decir, nos proporciona el conocimiento de cómo y porqué
somos de esa manera de pensar sentir y actuar, señalándonos a la vez el modo y
los medios de psico- transformación
íntima que ha de conducirnos a la real felicidad cuando nos
resolvamos regresar al Padre que,
amoroso y ansioso nos espera…
Este Cristianismo no le gusta a los “creyentes”, a aquellos que jamás han
tenido una auténtica experiencia con su Ser porque tienen una pereza…piensan
que basta decir “señor, señor,” pero jamás trabajan sobre sí mismo sacrificando sus gula, celos, envidias,
temores, engreimientos, lujurias espantosas, hurtos, egoísmos, calumnias
insoportables, asesinatos, fornicaciones, infidelidades, violencia contra
natura en todas sus modalidades, crueldad,
sodomía, desconfianza en el Creador, descuido y abandono de sus propios
hijos y padres, mentiras, vanidad, temores… etc. , piensan hablan, sienten y
hacen sin discernir jamás…
“El cielo se toma por asalto, los valientes lo han tomado” nos enseña
San Pablo.