Además del Año Terrestre, existe también el Año Sideral. Entiéndase por ‘Año Terrestre’, el movimiento de la Tierra alrededor del Sol, en 365 días y algunas fracciones, con minutos y segundos. Obviamente, este Año Terrestre tiene Cuatro Estaciones: Primavera, Verano, Otoño e Invierno. Mas también existe el Año Sideral, tal año se realiza en 25.968 años, con fracciones de minutos, segundos, etc. Durante el viaje de nuestro Sistema Solar, acaecen cosas insólitas. Sucede que el Sistema Solar viaja alrededor del Zodiaco desde su punto de partida original. Cuando regresa nuestro Sistema Solar, al punto de partida original, después de haber recorrido todo el Cinturón Zodiacal, concluye el Año Sideral. Obviamente, tal año tiene también cuatro estaciones: Primavera, Verano, Otoño e Invierno. Primavera, la Edad de Oro; Verano, la Edad de Plata; Otoño, la Edad de Cobre; Invierno, la Edad de Hierro.
Una raza dura tanto tiempo, cuanto dura el viaje del Sistema Solar alrededor del Cinturón Zodiacal. Nuestra Raza actual (la Raza Aria), que puebla los cinco Continentes del mundo, nació después del Diluvio Universal, y durará exactamente hasta esta Era del Acuarius, la cual ya comenzó. Obviamente, el viaje de nuestro Sistema Solar se inició en Acuarius y termina en Acuarius. Antes de este viaje (en el que estamos) nuestro Sistema Solar, previamente, había realizado ya otro viaje. Nos referimos en forma enfática, a la Raza Atlante. Los Atlantes, como lo hemos dicho, vivieron en un continente que se llamó “Atlántida” y esto nos recuerda a Atlanteotl y también a Atlas. El Continente Atlante, como lo podemos ver en los mapas antiguos, era inmenso, corría de Sur a Norte, desde las regiones Australes hasta el Septentrión.
Pasada la Gran Catástrofe Atlante, el Sistema Solar inició un nuevo viaje alrededor del Cinturón Zodiacal. Los que se salvaron de la Gran Catástrofe, emigraron hasta el altiplano que está situado en la Meseta Central del Asia y que hoy se llama Tíbet. Fue en ese Tíbet, fue en esa Meseta Central del Asía donde los sobrevivientes se mezclaron con los Hiperbóreos, con los Nórdicos, para originar la nueva Raza, nuestra Raza, la Raza Aria. Después del Diluvio, se inició un nuevo viaje alrededor del Cinturón Zodiacal, después del Diluvio, nació nuestra Raza.
Obviamente, cada Raza tiene Siete Subrazas: La Primera Subraza se formó en la Meseta Central del Asia, que entonces se llamaba Ashah. La Segunda Subraza floreció en la India, y las migraciones llevaron pues, hasta las tierras de Persia, Caldea, Egipto, donde floreciera la Tercera Subraza de la Gran Raza Aria. La Cuarta Subraza fue formada por griegos y romanos. La Quinta está formada por Germanos, ingleses, etc. La Sexta se formó en la América Latina. Había aquí, como bien sabemos, mucha gente. Moraban, aquí en México, nuestros antepasados: Los Náhuatl, los Zapotecas, los Toltecas, etc. En Yucatán, en Honduras, en Centroamérica vivían los Mayas. En América del Sur existieron los Incas, con su poderosa civilización. No hay duda de que las civilizaciones prehispánicas más poderosas, fueron las de los Náhuatl, Mayas e Incas. No queremos decir que los Chibchas, Taironas, etc., no hubieran tenido también hermosas culturas; pero es verdad que las civilizaciones más fuertes, fueron las del México antiguo; y la de los Mayas en Yucatán y Centroamérica; y las de los Incas en el Perú y en el alto Cuzco. Cuando los españoles llegaron a lo que hoy se llama América, y cuando invadieron en general a toda esta tierra, se mezclaron con las razas autóctonas y de esta mezcla nacieron los hombres de la Sexta Subraza de la Raza Aria. La Séptima se está formando en los Estados Unidos, ya existe, es el resultado de la mezcla de todas las subrazas del mundo.
Así, pues, una Raza, dura lo que dura el viaje del Sistema Solar alrededor del Cinturón Zodiacal. Nuestra Raza nació en la Constelación de Acuario, durante la Era del Aguador, después del Diluvio Universal. El fin se acerca, ha terminado el viaje del Sistema Solar; ha vuelto después de muchos años al punto inicial de partida. En estos precisos momentos, nos encontramos en la Era del Acuarius. Esta Era se inició el 4 de Febrero del año 1962, entre las dos y tres de la tarde. Entonces todos los Astrónomos del mundo pudieron ver con sus telescopios, el “embotellamiento” del tránsito celeste, bajo la Constelación del Aguador. Lo que estamos diciendo está, pues, debidamente documentado; no estamos afirmando nada que no tenga debida documentación. Que alguien diga que ‘la Era de Acuario todavía no se ha iniciado’, o que otros sostengan que ‘se inició mucho antes del 4 de Febrero de 1962’, ¿qué importa a la Ciencia y qué a nosotros?
La cruda realidad de los hechos es que la Era del Aguador se inició el 4 de Febrero del año ya citado, y esto lo vieron los astrónomos de todos los países del mundo; es un hecho oficial,concreto, comprobado. Hubo, por aquella época, un eclipse de Sol y de Luna, que algunos todavía recuerdan. Faltan pocos grados para que el viaje del Sistema Solar, en Acuarius, llegue exactamente al punto inicial de partida original. Durante el viaje alrededor del Cinturón Zodiacal, los Polos de la Tierra se van desviando. Si hoy saliéramos en un avión, orientados exclusivamente por la aguja de la brújula, al llegar al Polo Norte, está quedaría “como loca” y si descendiéramos verticalmente de acuerdo con la Ley, veríamos que allí ya no está el Polo; es decir, ya el Polo Geográfico no coincide con el Polo Magnético. Los Polos de la Tierra ya están desviados, y al concluir definitivamente el viaje, al llegar al grado exacto, al punto preciso de partida original, los Polos se convertirán en Ecuador y el Ecuador en Polos. Entonces los mares furiosos cambiarán de lecho, y estas tierras en las cuales habitamos se sumergirán entre el fondo del océano.
Un acontecimiento insólito acelerará o coadyuvará, con esta cuestión de la revolución de los ejes de la Tierra. Y es el caso de “Hercólubus”. Dicho planeta es tres o seis veces más grande que Júpiter; pertenece a un Sistema Solar muy lejano: al Sistema Solar de Tylo. Este planeta se está acercando a la Tierra. Algunos científicos pretenden alejar a Hercólubus, con explosiones atómicas, mas esto resulta inútil. Es imposible, con puras bombas atómicas, alejar a un planeta monstruoso, gigantesco, poderoso. Hechos son hechos, y ante los hechos tenemos que rendirnos. Hercólubus llegó en la época de la LEMURIA, antes de que existiera la Atlántida; acabó con tal continente. Bien sabemos que el Continente Mu o Lemur, a través de 10.000 años de terremotos e incesantes erupciones volcánicas, se fue hundiendo entre las aguas del borrascoso océano Pacífico. Cuando Hercólubus pasó (al final del Kali-Yuga) por un ángulo del Sistema Solar, al final del Kali-Yuga del Continente Atlante, vino el DILUVIO UNIVERSAL: Los mares se desplazaron, cambiando de lecho, y se acabó la Atlántida.
Así pues, cuando Hercólubus pase nuevamente, por este ángulo del Sistema Solar, puede estar usted, caro lector (a), absolutamente Seguro que vendrá la otra catástrofe. Así pues, la catástrofe que se avecina, no es la primera, tampoco será la última. Y así lo constatamos si estudiamos cuidadosamente la “Piedra Solar”, o sea, el Calendario Azteca, allí encontraremos una Sabiduría extraordinaria en relación con este asunto que aquí analizamos. No dicen nada sobre los Hijos del Quinto Sol. Mas si investigamos a fondo cuál ha de ser la suerte de los Hijos del Quinto Sol’, no dicen cómo se convirtieron en el pasado, porque están hablando con respecto a un futuro, pero sí dicen cómo va a perecer esta raza, pronostican, ya hablando para el futuro: “Los Hijos del Quinto Sol perecerán por el fuego y los terremotos”. Luego aseguran que “en la época del Quinto Sol, morirán los Dioses, que se abandonará el culto a los Dioses”. Cosa que se ha cumplido. Mas, ponen luego énfasis los Nahuas, en su Calendario Azteca, para decir que “durante la época del Sexto Sol, resucitarán los Dioses” y que “en la época del Séptimo Sol, todo será Divinal”.
Nosotros, los Hijos del Quinto Sol, hemos de perecer por el fuego y los terremotos, así lo dice la “Piedra Solar”. Los terremotos se están intensificando de instante en instante, de momento en momento. Y la causa secreta de esta situación es que en el fondo de los océanos, como dijimos en el capítulo “Peligrosos síntomas”, está la tierra agrietada; un sistema de grietas existe en los lechos de los Océanos Atlántico y Pacífico. Algunas grietas de esas son ya tan profundas, que el océano está penetrando dentro de ellas y se ha puesto en contacto con el fuego que circula dentro del interior de la Tierra. A consecuencia de eso, se producen vapores y presiones que aumentan de instante en instante, de momento en momento. Ya no convence a nadie la teoría aquélla de que “tal o cual terremoto se debió simplemente a un cambio, o a un movimiento, o a un deslizamiento de determinadas capas geológicas”. La cruda realidad es que tan pronto tiembla en un país como tiembla en otro, y cada día los terremotos se hacen más y más intensos, y se harán cada día más intensos; de eso no cabe la menor duda. Si se añade a eso las explosiones atómicas que “tirios y troyanos están realizando dentro del interior del planeta Tierra, no puede sorprendernos que en cualquier momento haya pues, alguna gran catástrofe.
EL SIMBOLISMO DE LAS CUATRO EDADES DE LA RAZA SEGÚN DANIEL Recordemos a Daniel, el Profeta. Decía Daniel que había visto en visión un gran océano y que cuatro vientos combatían entre sí. Después, relataba que había visto también a cuatro bestias que salían de entre el fondo de las aguas. La primera bestia, dice, era semejante a un león, tenía alas de águila, y le fue dado corazón de hombre. La segunda bestia, dice que, parecía un oso. La tercera, decía que tenía alas, y que tenía cuatro alas y cuatro cabezas, más bien parecía un leopardo. Y la cuarta bestia, dice, era diferente a todas en gran manera: Sus uñas eran de hierro y sus dientes también de acero, y todo lo que mascaba lo reducía a polvo. Y le fue dado que pudiera destruir la Tierra por todas partes, y que llevara a la desolación a todos los rincones del mundo. También le fue dado que combatiera contra los Santos del Altísimo. Mas, vino el Juez, se sentó, y le fue quitado el Reino, y este Reino fue entonces entregado a los Santos. llegó la Edad de Oro. Obviamente, se refiere Daniel a las Cuatro Edades: A la Edad de Oro, a la Edad de Plata, a la Edad de Cobre y a la Edad de Hierro (que es la que estamos en este momento, todos nosotros).
En la Edad de Hierro, la humanidad llega al estado actual en que se encuentra. La cuarta bestia realmente ha sido espantosa en gran manera, como dijo Daniel, distinta a todas las otras bestias. Mas tendrá su fin, de la noche a la mañana, porque “el Cristo vendrá, cuando menos se aguarde”. Así está escrito, que “Él llegará, como ladrón en la noche”. Y en este preciso momento nos encontramos en el principio del fin. El Apocalipsis nos habla del principio del fin; estamos precisamente en el final de todos los tiempos, en el final del Kali-Yuga, en el final de la cuarta bestia. Y vamos a ver, dentro de poco, caer las grandes ciudades del mundo: Nueva York, Washington, París, Londres, quedarán reducidos a cenizas. Los terremotos se irán intensificando espantosamente. Muchos de nuestros lectores van a ser testigos, en carne y hueso, de todo lo que va a suceder en las próximas décadas; y se acordarán de lo que leyeron en este Cuadernos de Formación de Cultura Gnóstica.
Es necesario, pues, que pongamos atención, porque los tiempos del fin han llegado. Con mecánica celeste, se puede demostrar que el Sistema Solar está llegando al final de un viaje, y todo viaje del Sistema Solar alrededor del Zodíaco, termina, en verdad, con una catástrofe. Por otra parte, el mal del mundo es tan grande que ya llegó hasta el cielo. Babilonia la Grande, la Madre de todas las fornicaciones y abominaciones de la Tierra, será destruida, y de toda esta perversa civilización de víboras no quedará piedra sobre piedra.
PEDRO, profetizando, dijo: “Los cielos arderán con grande estruendo, y la Tierra y todas las obras que en ella hay, serán quemadas”. Ciertamente, el fuego es lo primero que entrará en acción, con el acercamiento de Hercólubus. Es tan grande la fuerza de atracción de aquel mundo y pasará tan cerca de nosotros, que atraerá al fuego que corre en el interior de la Tierra; entonces surgirán por donde quiera muchísimos volcanes y un gran incendio se propagará desde el Polo Norte hacia el Sur. Sin embargo, es obvio que antes de ese gran acontecimiento, el Anticristo realizará verdaderas maravillas, el Anticristo, que es la falsa ciencia, realizará prodigios: hará cohetes atómicos, capaces de viajar a Marte, hará cohetes atómicos con los que se podrá llegar a todos los planetas del Sistema Solar; se inventarán armas extraordinarias, y las gentes, todas, se prosternarán en tierra, adorando a la Gran Bestia y diciendo: “No hay como la Ciencia Oficial, no hay como el Anticristo”.
Nos encontramos pues, en la Edad de Hierro; en esta Edad el Ego, que todos llevamos en nuestro interior, los “Pecados Capitales” se han fortalecido espantosamente; y fortalecidos, se han tornado terriblemente malignos. La humanidad terrestre ya fracasó espantosamente y se tornará cada vez más y más perversa. Dentro de poco tiempo vivir en la Tierra será algo más que imposible. Dentro de poco, será tan grande la maldad, que los seres humanos tendrán en su mente solamente dos pensamientos: “primero: matar”. “Segundo: ser muerto. A la velocidad que vamos, en todas las casas reinará la muerte, el asesinato, el vicio, la perversidad, multiplicadas al máximo. Y estando las cosas así de graves, la grande catástrofe que se aguarda se convertirá en una necesidad impostergable. Solamente la gran catástrofe podrá salvarnos de los pavores más horrendos que el Ego desencadenará sobre la Tierra. Ya no tenemos otra esperanza sino el incendio universal. Si el cataclismo que es aguardado demorase mucho, los seres humanos se destruirían entre sí de forma horripilante. Indiscutiblemente, a medida que el tiempo pasa, el Ego se complica cada vez más y más. Afortunadamente, para aquellos que han vivido (no creído) el Evangelio Crístico, conocen por experiencia directa que el Cristo es la virtud que sale de los Espacios con los Misterios del Reino de la Luz. El Cristo Intimo, expresándose a través del Hombre Perfecto, es siempre el Maestro que enseña. El Cristo habla siempre. Es el Verbo que nos muestra el peligro. La palabra del Señor ya nos había advertido sobre la hora actual y la catástrofe que se avecina.
Antes de la gran catástrofe se multiplicarán las guerras, el hambre, las enfermedades y horribles holocaustos atómicos destruirán esta perversa civilización de víboras. Esta vez los justos no pagarán por los pecadores. Esto aconteció una vez y ese tiempo pasó. Antes del gran cataclismo, los justos serán salvos secretamente. Recordemos a Lot, sacado de la ciudad maldita, a Elías arrebatado al cielo por un coche de fuego. Los justos serán sacados de la grande Babilonia antes del gran cataclismo. Muchos discos voladores vendrán a la Tierra.
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