jueves, 10 de julio de 2014

EL ARTE DE AMAR


“Así que, la cuestión de los temperamentos es muy importante.

No solamente se necesita que haya correlación entre los distintos centros de la máquina orgánica: intelecto, emoción sino que haya también temperamentos afines.
Sólo así, habiendo temperamentos afines y perfecta inter-relación de los distintos centros de la máquina, puede haber una auténtica afinidad entre las parejas, lo cual daría felicidad”. (Samael Aun Weor).

El maestro Samael Aun Weor describe con extraordinarias pinceladas qué es el Amor en sí mismo:

“Colocamos punto final a este seminario cuyo objetivo consiste en arrojar un poco de luz sobre las tinieblas espantosas del odio; es decir, del contra-amor, del anti-amor, que como pesado manto

funerario amenaza con destruir definitivamente a esta pobre humanidad doliente…

Escribe el maestro: Dios, como Padre es Sabiduría, Dios como Madre es Amor. Dios como Padre reside en el ojo de la sabiduría (el ojo de la sabiduría se halla situado en el entrecejo); Dios como Madre se halla en el templo-corazón.

Sabiduría y Amor son las dos columnas torales de la gran Logia Blanca.

Amar ¡cuán bello es amar!; sólo las grandes almas pueden y saben amar.

El Amor es ternura infinita, el Amor es la vida que palpita en cada átomo, como palpita en cada Sol.

El Amor no se puede definir porque es la divina Madre del mundo, es eso que adviene a nosotros cuando realmente estamos enamorados.

El Amor se siente en lo hondo del corazón; es una vivencia deliciosa, es un fuego que consume, es un vino divino, delirio del que lo bebe. Un simple pañuelito perfumado, una carta, una flor, promueven en el fondo del alma enamorada tremendas inquietudes íntimas, éxtasis exóticos, voluptuosidad inefable.

Nadie ha podido definir qué es el Amor. El Amor hay que vivenciarlo, hay que sentirlo. Sólo los grandes enamorados saben realmente qué es eso que se llama Amor.

El matrimonio perfecto es la unión de dos seres que verdaderamente saben amar.
Para que verdaderamente haya Amor se necesita que el hombre y la mujer se adoren en los siete grandes planos cósmicos. 

Para que haya Amor se necesita que haya una verdadera comunión de almas en las tres esferas de pensamiento, sentimiento y voluntad.

Cuando los dos seres vibran afines en sus pensamientos, sentimientos y voliciones, entonces el matrimonio perfecto se realiza en los siete planos (o regiones) de Conciencia cósmica.

Existen personas que están casadas en los planos (o mundos) físico y etérico, pero en el astral no lo están. Otras están casadas en los planos físico, etérico y astral, pero no lo están en el plano (o mundo) mental: cada cual piensa a su manera, la mujer tiene una religión y el hombre otra, no están de acuerdo en lo que piensan, etc.

Existen matrimonios afines en los mundos del pensamiento y del sentimiento, pero absolutamente opuestos en el mundo de la voluntad. Esos matrimonios chocan constantemente, no son felices.

El matrimonio perfecto debe efectuarse en los siete planos (o mundos) de Conciencia cósmica. 

Existen matrimonios que no llegan ni siquiera hasta el plano (o región) astral; entonces no existe ni siquiera la atracción sexual. Esos son verdaderos fracasos, esa clase de matrimonios se fundamentan exclusivamente en la fórmula matrimonial.
Algunas personas están llevando vida matrimonial en el plano físico con determinado cónyuge, y en el plano mental llevan vida conyugal con otro cónyuge diferente. Rara vez encontramos en la vida un matrimonio perfecto. Para que haya Amor se necesita afinidad de pensamientos, afinidad de sentimientos y de voluntades.

Donde existe el cálculo aritmético, no hay Amor. Desgraciadamente en la vida moderna el amor huele a cuenta de banco, a mercancías y a celuloide. En aquellos hogares donde sólo existen sumas y restas, no existe el Amor. Cuando el Amor sale del corazón, difícilmente regresa; el Amor es un niño muy esquivo.

El matrimonio que se realiza sin Amor, únicamente sobre bases de interés económico o social, es realmente un pecado contra el Espíritu Santo. Esa clase de matrimonios fracasan inevitablemente.

Los enamorados, a menudo confunden al deseo con el amor, y lo peor del caso es que se casan creyéndose enamorados. Consumado el acto sexual, satisfecha la pasión carnal, viene entonces el desencanto, queda la terrible realidad.
Los enamorados deben analizarse a sí mismos antes de casarse para saber si realmente están enamorados.

La pasión se confunde fácilmente con el Amor; el Amor y el deseo son absolutamente opuestos. El que verdaderamente está enamorado es capaz de dar hasta la última gota de sangre por el ser adorado.

Examínate a ti mismo antes de casarte: ¿te sientes capaz de dar hasta la última gota de sangre por el ser que adoras? ¿Serías capaz de dar tu vida para que el ser adorado viviese? Reflexiona y medita: ¿existe verdadera afinidad de pensamientos, sentimientos y voluntades con el ser que adoras? Recuerda que si esa afinidad completa no existe, entonces tu matrimonio, en vez del cielo, será un verdadero infierno.
No te dejes llevar del deseo; matad no solamente el deseo, sino hasta la sombra misma del árbol tentador del deseo.
El amor comienza con un relámpago de simpatía deliciosa, se substancializa con la ternura infinita y se sintetiza en suprema adoración. Un matrimonio perfecto es la unión de dos seres que se adoran absolutamente.

En el Amor no existen proyectos ni cuentas de banco. Si tú estás haciendo proyectos y cálculos, es porque no estás enamorado. Reflexiona antes de dar el gran paso: ¿realmente estás enamorado? ¡Cuídate de la ilusión del deseo!

Recuerda que la llama del deseo consume la vida y queda entonces la tremenda realidad de la muerte. Contempla los ojos del ser que adoras, piérdete entre la dicha de sus pupilas, pero si quieres ser feliz, no te dejes llevar del deseo.

No confundas, hombre enamorado, el Amor con la pasión, autoanalízate profundamente. Es urgente saber si ella te pertenece en espíritu, es necesario saber si sois completamente afín con ella en los tres mundos: pensamiento, sentimiento y voluntad. 

EL ADULTERIO ES EL RESULTADO CRUEL DE LA FALTA DE AMOR; LA MUJER VERDADERAMENTE ENAMORADA PREFERIRÍA LA MUERTE ANTES QUE EL ADULTERIO. EL HOMBRE QUE ADULTERA NO ESTÁ ENAMORADO

El Amor es terriblemente divino. La Bendita Diosa-Madre del Mundo es eso que se llama Amor.

Con el fuego terrible del Amor podemos transformarnos en dioses para penetrar, llenos de majestad, en el anfiteatro de la Ciencia Cósmica.

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