“TENEMOS QUE
COMPRENDER QUE ESTAMOS DORMIDOS; SI LA GENTE ESTUVIERA DESPIERTA, PODRÍA VER,
TOCAR, PALPAR LAS GRANDES REALIDADES DE LOS MUNDOS SUPERIORES; SI LAS GENTES
ESTUVIERAN DESPIERTAS, RECORDARÍAN SUS EXISTENCIAS PASADAS; SI LAS GENTES
ESTUVIERAN DESPIERTAS VERÍAN LA TIERRA TAL COMO ES REALMENTE. USTED NO ESTÁ
VIENDO LA TIERRA TAL COMO ES”.
Las gentes de
la Lemuria veían el mundo como es; sabían que el mundo tiene nueve dimensiones
(por todo, diríamos), siete fundamentales. Veían el mundo en forma
multidimensional; en el fuego percibían a las Salamandras o criaturas del
fuego; en las aguas percibían a las criaturas acuáticas, a las Ondinas; en el
aire, eran claros para ellos los Silfos y dentro del elemento tierra veían a
los Gnomos.
Cuando
levantaban los ojos hacia el infinito, podían percibir a otras humanidades
planetarias; los planetas del espacio eran visibles para los antiguos, en forma
distinta, pues veían el aura de los planetas y también podían percibir a los
Genios Planetarios. Pero cuando la Conciencia humana quedó enfrascada dentro de
todos esos “Yoes” o agregados psíquicos que constituyen el Ego, entonces se
durmió; ahora se procesa en virtud de su propio condicionamiento.
En
tiempos de la Lemuria, cualquier persona podía ver, por lo menos, la mitad de
un "Holtapannas"; un Holtapannas equivale a cinco millones y medio de
tonalidades del color. Cuando
la Conciencia quedó metida entre el Ego, los sentidos degeneraron.
En la
Atlántida ya tan sólo se podía percibir un tercio de las tonalidades del color,
y ahora apenas sí se perciben los siete colores del espectro solar y unas pocas
tonalidades. Las gentes de la Lemuria eran diferentes; para ellos las montañas
tenían alta vida espiritual; los ríos, para ellos, eran el cuerpo de los Dioses;
la Tierra entera era perceptible para ellos, en forma diferente; eran otro tipo
de gentes, diferentes, distintas.
Ahora la
humanidad, desgraciadamente, ha involucionado espantosamente; por estos tiempos,
la humanidad está en un estado de caducidad, y si no nos ocupamos nosotros por
auto-descubrirnos, por conocernos, continuaremos con la Conciencia dormida,
metida entre todos los “Yoes” que llevamos en nuestro interior.
Los
psicólogos, de esta época decadente e involutiva, normalmente creen que tenemos
un solo “Yo”, y nada más.
En la Gnosis se piensa diferente; en la Gnosis
sabemos que la ira es un “Yo”, que la codicia es otro “Yo”, que la lujuria es
otro “Yo”, que la envidia es otro “Yo”, que el orgullo es otro “Yo”, que la
gula es otro “Yo”, etc., etc., etc.
Virgilio, el Poeta de Mantua, el autor de
"La Eneida", dice que "… Aunque tuviéramos mil lenguas para
hablar y paladar de acero, no alcanzaríamos nosotros a enumerarlos cabalmente",
(¡son tantos!).
¿Y dónde
vamos a descubrirlos? Solamente en el terreno de la vida práctica se hace
posible el auto-descubrimiento. Cualquier escena callejera es suficiente para
saber cuántos “Yoes” entraron en actividad. Cualquiera que entre en acción, hay
necesidad de trabajarlo para comprenderlo y desintegrarlo; sólo por ese camino
se hace posible liberar la Conciencia; sólo por ese camino es posible el
despertar.
A
nosotros nos debe interesar, primero que todo, el despertar, porque mientras
continuemos así como estamos, dormidos, ¿qué podemos saber de los Misterios de la Vida y de la Muerte? ¿Qué podemos saber de lo Real, de la Verdad?
Para
poder uno llegar a conocer a fondo los Misterios de la Vida y de la Muerte, se
necesita indispensablemente despertar. Es posible despertar si uno se lo
propone; mas no es posible despertar si la Conciencia continúa embotellada
entre todos esos “Yoes”, que cargamos en nuestro interior psicológico...
Si muchas personas supieran de las triadas de las piedras....repetarian mas la tierra...el sueño humanitario es cada vez mas profundo, claro YO no escape a ello...
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